DIPLOMADO DE AEROMEDICINA Y TRANSPORTE DE CUIDADOS CRÍTICOS V GENERACIÓN
Shock
POR: E. en MEEC Dr. Carlos Alberto Cortés Soto.
Enero, 2019
" Un hombre sabio debería darse cuenta de que la salud es su posesión más valiosa" - Hipócrates-
INTRODUCCIÓN
DEFINICIÓN
El shock un síndrome
clínico asociado a múltiples procesos, cuyo denominador común es la existencia
de una hipoperfusión tisular que ocasiona un déficit de oxígeno (O2) en
diferentes órganos y sistemas, Este déficit de O2 conlleva un metabolismo
celular anaerobio, con aumento de la producción de lactato y acidosis
metabólica. Si esta situación se prolonga en el tiempo, se agotan los depósitos
energéticos celulares y se altera la función celular, con pérdida de la
integridad y lisis, lo que en última instancia lleva a un deterioro
multiorgánico que compromete la vida del enfermo.
CLASIFICACIÓN
Shock anafiláctico: Reacción sistémica de
hipersensibilidad de carácter grave y a veces mortal, consecuencia de la
exposición a una sustancia sensibilizante como un fármaco, una vacuna, ciertos
alimentos, un extracto alergénico, un veneno o alguna sustancia química. Puede
desarrollarse en un plazo de segundos desde el momento de la exposición y se
caracteriza generalmente por dificultad respiratoria y colapso vascular.
Shock cardiogénico: Se relaciona con un
bajo gasto cardíaco (“falla de bomba”), asociado generalmente al infarto agudo
de miocardio, la insuficiencia cardíaca congestiva o arritmias graves. Cuadro
con elevada mortalidad, alrededor del 70%. Shock
hipovolémico: Es una pérdida rápida y masiva de la volemia que acompaña
a gran variedad de trastornos médicos y quirúrgicos, como traumatismos,
hemorragias digestivas, ginecológicas y patología vascular.
Shock hipovolémico: Es una pérdida rápida y masiva de la volemia que acompaña a gran variedad de trastornos médicos y quirúrgicos, como traumatismos, hemorragias digestivas, ginecológicas y patología vascular.
Shock séptico: Hipotensión arterial
debida a la sepsis que persiste y no responde a la expansión del volumen
intravascular con líquidos, acompañada de alteraciones de la perfusión
(acidosis metabólica o hiperlactacidemia), o requiere de fármacos vasoactivos
para mantener la presión arterial.
Definiciones y conceptos asociados
Infección: Es un término
clínico para definir el fenómeno microbiano que se caracteriza por la respuesta
inflamatoria a la presencia de microorganismos o a la invasión de tejidos
estériles del huésped por dichos organismos.
Bacteremia: Se produce por la
presencia de bacterias en la sangre. La bacteriemia puede ser transitoria, si
dura minutos, intermitente o continua si permanece horas. Síndromes sépticos
(estadios de la sepsis).
Sepsis: El concepto comprende desde el
síndrome de respuesta inflamatoria sistémica (SIRS) a la infección grave
documentada, clínica y/o microbiológicamente.
SIRS: Es una respuesta generalizada del
organismo ante determinados estímulos, cuya presencia puede obedecer a causas infecciosas
o no infecciosas. Implica la presencia de dos o más de los siguientes ítems:
·
Fiebre
>38°C o hipotermia >36°C.
·
Taquicardia
(FC >90 cpm).
·
Taquipnea
>30 rpm, o PaCO2 <32 mmHg, o necesidad de ventilación mecánica. Alteración del recuento de leucocitos (más de 12.000 o menos de 4.000 leucocitos por mm3). Pueden también asociarse: Alteración de la conciencia. Edema o balance positivo >20
ml/kg en 24 horas.
·
Hiperglicemia
en ayunas (glucosa plasmática >110 mg/dl) en ausencia de diabetes.
·
Niveles
plasmáticos altos de procalcitonina o de proteína C reactiva.
Sepsis grave: Sepsis con
disfunción de uno o más órganos (función hemodinámica, renal, respiratoria,
hematológica o neurológica) asociada a la sepsis, hipotensión arterial
(transitoria o persistente) o hipoperfusión tisular: Hipoxemia con PaFi/FiO2 <300 mmHg. Oliguria (diuresis ><0,5 ml/kg/h durante al menos dos horas). Creatinina >2
mg/dl o incremento >0,5 mg/dl. Coagulopatía (INR >1,5 o TTPA <60 s). Trombocitopenia ><100.000/mm3. Hiperbilirrubinemia (BT >2,0
mg/dl).
Hipotensión debida a la sepsis: Presión arterial
sistólica < de 90mmHg, o disminución de la presión arterial sistólica en 40
mmHg o más con respecto a los valores basales, en ausencia de otras causas de
hipotensión.
FISIOPATOLOGÍA
Mecanismos de inicio y compensación
Presión arterial y perfusión tisular: presión de
perfusión
La función del
sistema cardiovascular es dependiente de la de todos los órganos, cumpliendo a
la vez otras funciones que permiten la comunicación entre ellos y aportando,
además, los elementos de protección y reparación de los diferentes tejidos. La
alteración en el mantenimiento de una perfusión adecuada de los órganos vitales
es el factor crucial del mecanismo fisiopatológico del shock. La perfusión de
un órgano depende de la presión de perfusión que, a su vez, está determinada
por dos variables, el gasto cardíaco y la resistencia vascular sistémica. Esta
última es proporcional a la longitud de los vasos sanguíneos y a la viscosidad
de la sangre, e inversamente proporcional a la cuarta potencia del radio del
vaso. Por lo tanto, el área transversal de un vaso es el determinante básico de
la resistencia al flujo sanguíneo. Dado que el tono del músculo liso vascular
regula la sección transversal del lecho arteriolar (el punto del árbol vascular
de mayor importancia en cuanto a su resistencia sistémica), cualquier variable
que afecte dicho tono tiene profunda influencia sobre la resistencia vascular
y, así mismo, sobre la presión de perfusión. El segundo determinante crucial de
la presión arterial es el gasto cardíaco que, a su vez, es el producto de la
frecuencia cardíaca y del volumen sistólico. El volumen sistólico está en
función de 3 variables principales: precarga,
poscarga y contractilidad, por lo que el gasto cardíaco dependerá de 4
variables:
·
La
frecuencia cardíaca, de forma lineal.
·
La
precarga, generalmente reflejada en el volumen telediastólico ventricular,
siendo su principal determinante el retorno venoso, dependiente del gradiente
de presiones entre la cámara auricular derecha y los vasos periféricos.
·
La
poscarga o impedancia al flujo sanguíneo, está en relación con la resistencia
vascular sistémica.
·
La
contractilidad del miocardio: el estado contráctil está directamente
relacionado con la concentración de calcio intracelular, y el grado de
acortamiento depende, además del calcio, del entrecruzamiento de las
miofibrillas previo a la contracción.
Respuesta simpático-adrenérgica y sus mecanismos
compensadores
Forman parte de estos
mecanismos los neurohumorales, que desencadenan un mayor trabajo miocárdico
transitoriamente, pero que, a largo plazo, determinarán una mayor pérdida de
miocardio y remodelación ventricular. Se producirá: a) mayor actividad
simpática; b) activación del eje renina-angiotensina-aldosterona; c) incremento
de las catecolaminas circulantes (a partir de la glándula suprarrenal); d)
liberación de la hormona antidiurética o vasopresina, y e) secreción del factor
natriurético auricular.
Los barorreceptores y
quimiorreceptores periféricos responden a la hipotensión e hipoxia, enviando
mensajes que son recibidos por el centro vasomotor del sistema nervioso central
(SNC), el cual aumenta la actividad simpática neuronal y estimula a la médula
suprarrenal para la liberación de catecolaminas. Esta respuesta constituye uno
de los mecanismos más importantes de adaptación en el shock, lo que se denomina
fase de shock compensado.
Agotamiento de la respuesta
Esta estimulación
simpática prolongada produce el llamado down
regulation de dichos receptores por diferentes mecanismos, entrando entonces
en la fase de shock descompensado. En la evolución del shock sin tratamiento
comienzan a producirse los fallos de cada sistema orgánico y es cuando entra en
fase el shock irreversible. La administración de fármacos simpático-miméticos
permite mantener de una forma externa el efecto de esta respuesta de
adaptación; comprender su mecanismo de actuación ayudará a la utilización de
los fármacos vasoactivos en su respectiva fase de tratamiento. El aumento de la
actividad simpática en respuesta a la hipotensión viene mediada por los
barorreceptores carotídeos y aórticos. Esta secreción de catecolaminas causa
vasoconstricción, taquicardia y aumento del gasto cardíaco precozmente en el
curso del shock. El volumen circulante efectivo es el volumen capaz de ejercer
presión sobre la pared del vaso e iniciar el retorno venoso. Este volumen
disminuye con la hipovolemia. Los receptores natriuréticos intraauriculares
sufren una disminución de la actividad eferente propiciada por la hipovolemia
intravascular, produciendo secreción de hormona antidiurética y
vasoconstricción renal. Finalmente, la activación del eje
renina-angiotensina-aldosterona producirá retención de sodio y agua con el
objetivo de aumentar el volumen circulante.
Fisiología por sistemas
A NIVEL CELULAR
La hipoxia celular
produce un metabolismo anaerobio, cuyo resultado es el aumento de la producción
de ácido láctico y la consecuente acidosis metabólica, e indirectamente, una
producción reducida de ATP celular. Este agotamiento del ATP disminuye los
procesos metabólicos celulares dependientes de energía y tiene como resultado
la alteración de la membrana celular. En la evolución del shock se produce
mayor isquemia esplácnica, favoreciendo la translocación bacteriana, que lleva
a segundas y terceras noxas, produciendo un círculo vicioso de hipoperfusión
tisular con shock irreversible que se asocia a apoptosis y muerte celular,
dando lugar al fallo del órgano afectado. El intercambio iónico entre sodio y
potasio es dependiente del ATP, alterándose cuando éste disminuye. Esto sumado
a que la producción energética celular también está afectada, dando lugar a un
incremento en el sodio intracelular, se favorece el arrastre de agua al
interior de la célula y se produce el edema celular. Consecuentemente, hay una
disminución del potencial transmembrana, aumentando la permeabilidad,
concretamente para los iones Ca++.
Durante la isquemia
no se genera ATP, aunque se consume. Se acumulan productos intermedios
intracelulares y sustrato, y, cuando ocurre la reperfusión, lleva a la
generación y liberación masiva de radicales libres de oxígeno gracias a las
alteraciones previas metabólicas durante la isquemia. Los radicales libres
lesionan las membranas a nivel celular, y producen desnaturalización de las
proteínas y, consecuentemente, se rompen los cromosomas. La respuesta que se
desencadena es sistémica y se genera después del shock, llegando a ocurrir
horas o días después de la reanimación del paciente. La inflamación
postisquémica se inicia por la activación de neutrófilos, macrófagos y células
endoteliales.
La activación de
macrófagos por liberación de citoquinas amplifica la respuesta inflamatoria, y
la activación de leucocitos y macrófagos.
A NIVEL TISULAR
El aumento de
extracción de oxígeno a la hemoglobina es el principal mecanismo de
compensación tisular en el shock, y varía dependiendo del tejido. De acuerdo a
esta capacidad, cada órgano tendrá un punto (umbral anaerobio) a partir del
cual será incapaz de mantener un metabolismo aeróbico y la producción de ATP,
activando vías metabólicas alternas (como la glucólisis anaerobia) con menor
eficiencia en la producción de ATP. Pero cuando el organismo alcanza este
nivel, entra en una fase en la que el consumo de oxígeno se vuelve dependiente
del aporte. Si el aporte de oxígeno a la mitocondria no es suficiente para
mantener la actividad de la cadena respiratoria, se producirá un déficit de ATP
y un exceso de hidrogeniones (acidosis metabólica), dando lugar a lo que se
conoce como “disoxia”. El exceso de nicotinamida adenina dinucleótido (NADH)
activa la enzima lactato deshidrogenasa derivando el piruvato a lactato. La
medición de los hidrogeniones o del lactato se puede utilizar como indicador de
la actividad mitocondrial y, por lo tanto, de una adecuada perfusión.
Fisiopatología de la
función pulmonar
La oxigenación puede
verse comprometida de forma importante en el transcurso del shock,
fundamentalmente en fases más avanzadas del síndrome. Las alteraciones de la
función pulmonar van desde cambios compensatorios en respuesta a la acidosis
metabólica hasta un síndrome de distrés respiratorio del adulto (SDRA) con
manifestación clínica de edema pulmonar. La alcalosis respiratoria es más común
en las etapas precoces del shock, como resultado de la estimulación simpática.
Sin embargo, la acidosis metabólica usualmente predomina a medida que la
hipoperfusión tisular progresa. La acidosis respiratoria, motivada
habitualmente por hipoventilación alveolar, puede ser secundaria a depresión
del SNC, pero con cierta frecuencia refleja fatiga de la musculatura
respiratoria e implica en algunas ocasiones la necesidad de ventilación
mecánica.
Fisiopatología de la
función neurológica
Una hipotensión
marcada y prolongada puede producir una isquemia global, que dará lugar a una
encefalopatía hipóxica o a muerte cerebral.
Fisiopatología de la
función renal
La oliguria es la
manifestación más común del compromiso renal en el shock. Está presente
precozmente en el shock debido a la intensa vasoconstricción renal y a un flujo
sanguíneo renal disminuido. La afectación pasa por un incremento del tono
vascular, mediado por el incremento de la actividad simpática y el sistema
renina-angiotensina. Además, la perfusión renal cortical disminuye, mientras
que la perfusión medular aumenta, resultando en una disminución de la
filtración glomerular. Una hipoperfusión prolongada termina en una
insuficiencia renal aguda.
Fisiopatología de
efectos metabólicos
La estimulación
simpática produce una glucogenólisis, que conlleva una elevación de la glucosa
sanguínea, muy común en el shock. Fisiopatología de la función intestinal Una
hipotensión prolongada puede dar lugar a isquemia intestinal y necrosis
hemorrágica; desde hemorragias de la submucosa intestinal e íleo hasta, más
raramente, perforación intestinal.
ETIOLOGÍA
|
|||
Choque Hipovolémico
|
Choque Cardiogénico
|
Choque Obstructivo
|
Choque Distributivo
|
Disminución del
volumen circulante
|
Causas cardíacas
|
Obstrucción del
flujo sanguíneo
|
Disfunción
vasomotora
|
Hemorragias.
Pérdida de volumen
plasmático.
Quemaduras. Peritonitis.
Aumento de la
permeabilidad capilar (sepsis).
Pérdida de agua y
electrólitos.
Diaforesis.
Vómitos.
Diarreas.
Uso excesivo de
diuréticos
|
Pérdida de la
función contráctil del miocardio.
Infarto agudo de
miocardio.
Insuficiencia
cardíaca grave de cualquier etiología.
Lesión miocárdica postcirugía
cardíaca.
Factores cardíacos
mecánicos.
Insuficiencia
aórtica o mitral agudas.
Rotura del tabique
interventricular.
Arritmias,
taquicardias o bradicardias graves
|
Embolia pulmonar.
Taponamiento
cardíaco.
Aneurisma disecante
de aorta.
Disfunción de
prótesis cardíacas (trombos).
Obstrucción de
cavas. Neumotórax.
Mixomas.
|
Pérdida del tono
vasomotor (shock neurogénico).
Anafilaxia.
Fármacos
(vasodilatadores, barbitúricos).
Lesión medular.
Dolor.
Insuficiencia de la
microcirculación.
Sepsis (shock
séptico).
|
DIAGNÓSTICO
El diagnóstico usualmente
es clínico con base a parámetros hemodinámicos y oximetría de pulso; siendo
complementados con parámetros bioquímicos, electrocardiográficos, etc.
TRATAMIENTO
Posterior a una
reanimación inicial, preservación de vía aérea, identificación de etiología y
medidas generales; el tratamiento deberá ser específico según el tipo de shock.
Shock hipovolémico
En el shock
hipovolémico predomina la pérdida de volemia, por lo que su reposición es la prioridad.
Existen 2 tipos: pérdida de sangre (hemorragia) y pérdida de líquido no
hemático.
Shock hemorrágico
El objetivo principal
es el control precoz de la hemorragia, orientándose el resto de las medidas a
mantener al paciente en las mejores condiciones hemodinámicas posibles. Las
medidas generales y el soporte respiratorio no varían del cuidado general del
paciente en shock, ya expuesto anteriormente. En el acceso venoso cobra
jerarquía la precocidad en la canalización de 2 vías venosas periféricas de grueso
calibre, extracción de muestras para estudio analítico (hemograma, bioquímica
sanguínea, estudio de la coagulación) y obtención de pruebas cruzadas para
transfusión de concentrados de hematíes. Se debe privilegiar esencialmente el
control hemodinámico, mediante sueroterapia (administración de sueros), sobre
el déficit de hemoglobina (administración de sangre) por los efectos
secundarios de transfusión masiva.
-Sueroterapia: Como norma general, se comienza con cristaloides y
coloides en proporción 3:1, en dosis iniciales de 1.500 ml (1.000 ml de
cristaloides y 500 ml de coloides) en 20 minutos, repitiendo hasta la mejora de
los objetivos terapéuticos o la aparición de efectos secundarios, como
ingurgitación yugular, presencia de crepitantes y/o disminución de la Sao2.
-Hemoterapia: Se utilizarán concentrados de hematíes, unidades de
plaquetas y de plasma fresco congelado, en caso de necesidad.
-Control de la hemorragia: se hará mediante compresión directa o
tratamiento endoscópico o quirúrgico urgente. El resto de medidas terapéuticas
no difieren del esquema general.
Shock hipovolémico no hemorrágico
Comparte los mismos
apartados que el shock hemorrágico, salvo que no existe sangrado y no necesita
transfusión de concentrados de hematíes. Es importante buscar la etiología de
la hipovolemia. Se solicitarán pruebas de laboratorio y el resto de pruebas
complementarias necesarias en función de la clínica. La sueroterapia se
acondicionará a las alteraciones hidroelectrolíticas y al equilibrio ácido/base
existentes.
Shock cardiogénico/obstructivo
Estos tipos de shock
comparten su escasa necesidad de aportes de líquidos, salvo excepciones
(insuficiencia ventricular derecha), por lo que la sueroterapia será a base de
pequeñas cargas de 200 ml de suero fisiológico a pasar en 20-30 minutos con
estricto control de los parámetros clínicos, sobre todo la PVC (si se dispone
de ella). Es crucial el diagnóstico y tratamiento específico precoz (primeras
horas) en función de la causa (fibrinólisis, marcapasos, etc.), priorizando su
traslado precoz a UCI, quirófano o sala de hemodinamia en función de la
etiología. Los fármacos más utilizados son los vasoactivos, o sea, los
vasopresores, inotrópicos, diuréticos y vasodilatadores, pudiendo ser necesaria
la utilización de bomba de contrapulsación (exclusivo en UCI):
-Soporte
respiratorio: sedación, intubación y ventilación mecánica para corregir la
hipoxemia y reducir el trabajo respiratorio.
-Monitorización de
constantes vitales: a la monitorización general de todo paciente en shock, se
añadirá el eco-Doppler.
-Analgesia: se
administrarán analgésicos narcóticos, si aparece IAM o disección aórtica, por
vía i/v.
-Fármacos
vasopresores: se utilizarán cuando la PVC esté elevada, pero la PAM (o PAS)
sigan disminuidas, persistiendo el resto de signos de shock. Su objetivo es
conseguir una PAM > 65mmHg (o PAS> 90mmHg). Los más empleados son
dopamina (en dosis alfa) o noradrenalina (alternativa a la dopamina por ser
menos arritmógena).
-Fármacos
inotrópicos: están indicados cuando: a) tras la reposición de volumen, la PVC
está elevada (>12 cmH2O); b) tras la administración de fármacos vasopresores
la PAM es > 65 mmHg, pero persisten los signos de hipoperfusión, y c)
precisan de una mejora de la PAM previa a su administración por su efecto vasodilatador.
El más utilizado es la dobutamina.
-Diuréticos: se
utilizan para disminuir la congestión pulmonar, pero es necesaria una PAS >
80 mmHg. El más utilizado es el furosemide, bien en bolos i/v o en perfusión
i/v continua.
-Vasodilatadores: se
utilizan para disminuir la poscarga y si persiste el gasto cardíaco disminuido.
Se precisa de una PAS > 80 mmHg. Los más utilizados son nitroglicerina y
nitroprusiato. Debe vigilarse la PA, por peligro de hipotensión severa.
-Otros tratamientos:
a) bicarbonato sódico, según la gasometría y tal como se describió en el
esquema general; b) fibrinólisis o angioplastia primaria en el síndrome
coronario agudo (SCA); c) balón de contrapulsación aórtico si fracasan las
medidas anteriores; d) cirugía de las complicaciones mecánicas, y e)
tratamiento de las arritmias graves, cardioversión eléctrica en las
taquiarritmias o marcapasos provisional en las bradiarritmias.
Shock distributivo
Este tipo de shock
engloba otros tipos con entidad propia, tales como el séptico y el anafiláctico.
Shock séptico
Medidas generales: Se
mantendrá al paciente en decúbito supino. Se tomarán medidas para evitar la
hipotermia.
-Soporte respiratorio
(igual que en el tratamiento general).
-Acceso venoso,
hemocultivos y primera dosis de antibiótico: El acceso venoso periférico es
igual que en el tratamiento general. Con la canalización de los accesos venosos
periféricos se extraerán las muestras para hemocultivos. Nunca deberá
retrasarse la administración de la primera dosis de antibiótico. Salvo conocimiento
del foco infeccioso, también se extraerá muestra de orina para cultivo. La
elección del antibiótico dependerá del tipo de infección (por la clínica), su
origen (adquirido en la comunidad o nosocomial) y los antecedentes personales.
-Fluidoterapia:
Administración enérgica de fluidoterapia mediante bolos o cargas a través de
las vías venosas periféricas con cristaloides y coloides (3:1), en dosis
iniciales de 1.000 ml de cristaloides o 500 ml de coloides en 20 minutos,
repitiendo hasta un total de 3 cargas, logro de los objetivos terapéuticos o
aparición de efectos secundarios. Una vez estabilizado el paciente, el tipo de
suero y el volumen a administrar dependerá de sus antecedentes personales,
asegurando los suplementos mínimos de glucosa, sales (cloro, sodio, potasio) y
agua.
-Monitorización:
(igual que en tratamiento general).
-Fármacos
vasopresores: Se administrarán cuando la PAM (o PAS) estén muy disminuidas y no
responda a la primera carga de volumen. Se utilizará temporalmente la vía
periférica hasta que se canalice una vía venosa central. Su objetivo es
conseguir una PAM > 65mmHg (o PAS > 90 mmHg). El fármaco de elección es
la noradrenalina. Como alternativa se utilizará la dopamina en dosis alfa.
-Glicemia: deberá mantenerse > 150 mg/dl.
-Bicarbonato sódico:
su utilización está indicada cuando el PH es < 7,15.
-Tratamiento del foco
séptico: el objetivo es erradicar el foco séptico, siendo imprescindible su
identificación y tratamiento precoz, mediante drenaje de abscesos, tratamiento
quirúrgico y retirada de dispositivos infectados, junto a la terapia
antibiótica correcta precoz. Shock anafiláctico Comparte con el shock séptico
la mayor parte del tratamiento en cuanto a las medidas generales, soporte
respiratorio, acceso venoso y fluidoterapia.
Las diferencias más
notables son:
-Soporte
respiratorio: en caso de broncoespasmo resistente a adrenalina, se recomienda
la administración de beta-miméticos, como salbutamol en aerosol, junto a
oxigenoterapia de alto flujo.
-Adrenalina: se
administra en las fases iniciales, junto a la fluidoterapia. Las primeras dosis
serán por vía i.m, en forma de bolos, en dosis de 0,01 mg/kg (máxima dosis por
bolo: 0,5 mg) cada 5-15 minutos, seguidas, si hay ausencia de mejora, de
perfusión i/v continua.
-Vasopresores: están
indicados si no mejora la PAS tras la administración de sueroterapia y
adrenalina. Es de preferencia la noradrenalina.
-Antihistamínicos:
son fármacos para mejorar los síntomas y tienen escasa influencia en la mejora
hemodinámica.
-Anti-H1: dexclorfeniramina:
se administra en dosis de 5 mg por vía i/v cada 8 horas.
-Corticoides:
metilprednisolona (1-2 mg/Kg en bolo i/v cada 6 horas); se utiliza para
prevenir nuevos episodios y no es la primera opción en el manejo inicial de
shock anafiláctico.
BIBLIOGRAFÍA
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- · Harrison´s online. Capítulo 266. Cardiogenic shock and pulmonary edema.
- · De Acosta M, Bedolla E, Makipour J, Waissbluth J. Modulación inflamatoria en el shock traumático. RevChil Cir. 2010.p 146-53.
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CONFLICTO DE INTERÉS:
el presente tema es demasiado extenso como para introducir en un resumen que el lector pueda analizar, comprender en tan poco tiempo. Por lo que enfoqué el presente más a la descripción del estado de choque, el cual es un tema prioritario y de alta importancia en la Aeromedicina.
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