jueves, 14 de febrero de 2019

QUEMADURAS

DIPLOMADO DE AEROMEDICINA Y TRANSPORTE DE CUIDADOS CRÍTICOS V GENERACIÓN

Quemaduras


POR: E. en MEEC Dr. Carlos Alberto Cortés Soto.
Febrero, 2019


  " Donde quiera que el arte de la Medicina sea amado; también hay un amor por la humanidad" - Hipócrates -



INTRODUCCIÓN
DEFINICIÓN
Quemadura se define como la lesión producida por un cambio de energía y temperatura, sea productora de calor o frío, e independiente de la etiología, ya sea térmica, química, radioactiva o eléctrica.

EPIDEMIOLOGÍA
La incidencia de quemaduras es desconocida. Se estima que 3 de cada 1.000 habitantes sufren cada año quemaduras que requieren atención médica. La etiología de la quemadura, la extensión y la profundidad, junto a las lesiones asociadas y la edad del paciente, van a determinar la gravedad del paciente con quemaduras. La mayoría de los afectados de quemaduras se atienden ambulatoriamente; el porcentaje de ingreso hospitalario oscila entre el 15 y el 20%.

CLASIFICACIÓN
Existen varias clasificaciones de las quemaduras, en función de diversos criterios: el agente que las produce, la extensión de la superficie quemada, la profundidad y la localización de dichas lesiones.
Si la clasificación la establecemos según el agente que las produce, nos encontramos con los tipos de quemaduras que se detallan a continuación:
En función de la extensión de superficie corporal quemada, hablamos de:
Quemado grave. También se denomina “gran quemado”. Es el paciente que presenta SCQ (Superficie Corporal Quemada) superior al 15%.

– Quemado leve. Es aquel paciente que presenta SCQ inferior al 15%. En esta clasificación hay que considerar otros aspectos importantes, como la edad del paciente, la profundidad de la lesión, la existencia de otras enfermedades, etc., que pueden hacer que la clasificación del paciente cambie de leve a grave, aunque la superficie quemada sea inferior al 15%.
Para calcular la extensión de una quemadura, se utilizan distintos métodos:
– Esquema de Lund y Browder. Este esquema da valores porcentuales a las distintas partes del cuerpo, estableciendo diferencias si el paciente quemado es un lactante, un niño o un adulto. El inconveniente de este esquema es el no poder tenerlo siempre a mano.

– Más fácil de recordar es la “regla de los nueves” (Método de Pulaski y Ten|nison). Según este método, se divide la superficie corporal en zonas que representan 9 o múltiplos de 9 (expresados en porcentaje). El 1% restante se asigna al periné.


– La más sencilla de recordar es la “regla de la palma de la mano”. Si pensamos que en el adulto la palma de la mano, contando los dedos, equivale al 1 % de superficie corporal, bastará con una sencilla operación de superposición de la mano del paciente que ha sufrido la quemadura(no la de la enfermera) para obtener el cálculo aproximado de la SCQ.
Es también importante la evaluación de la profundidad que junto a la extensión y la gravedad, determinará el pronóstico funcional de la quemadura.

Quemaduras de grado I
Son las más superficiales y por tanto las más leves, afectan a la capa córnea de la epidermis, se manifiestan en forma de eritema, muy sensible al tacto, debido a la irritación de las terminaciones sensitivas, sin ampollas, y la superficie palidece a la presión suave; el más común es el eritema por exposición solar.

Quemaduras de grado II
• Quemaduras de segundo grado superficiales: afectan a la dermis papilar y se caracterizan por flictenas debidas al exudado producido tras la lesión vascular. Mantienen intacta la sensibilidad.
• Quemaduras de segundo grado intermedias: con sensibilidad intacta y sin flictenas.
• Quemaduras de segundo grado profundas: la quemadura afecta a la dermis reticular, son indoloras por destrucción de las terminaciones nerviosas y de color rojo pálido.

Quemaduras de grado III
Afectan a todas las capas de la dermis, se tornan de color blanquecino, los vasos subdérmicos no desaparecen a la presión y son indoloras por destrucción de terminaciones nerviosas.

Quemaduras de grado IV
Además de afectar a estructuras cutáneas, afectan a músculos, huesos, etc





ETIOPATOGENIA
La agresión térmica sobre los tejidos desencadena una serie de fenómenos fisiopatológicos en el organismo, interesando profundamente a los sistemas circulatorio, nervioso, endocrino, renal y otros.
En relación directa con la superficie quemada, el agente causal de la quemadura y el tiempo de exposición, los más importantes son:
• Aumento de la permeabilidad capilar: tras producirse la quemadura, se origina el paso de plasma, electrolitos y agua del espacio intravascular al espacio intersticial, lo que provoca un desequilibrio electrolítico y por lo tanto condiciona el edema. El edema interesa a las zonas afectadas y adyacentes y puede afectar a todo el organismo si éste presenta un elevado tanto por ciento de SCQ.
• Destrucción tisular: se produce pérdida de la barrera cutánea, lo que provoca aumento de las pérdidas de agua por evaporación. Esta pérdida de agua puede ser de 200 g/m2 y por SCQ/h, que junto con el edema desencadenan el shock hipovolémico característico de los pacientes con quemaduras. Ello conduce a hipoxia celular y acumulación de ácido láctico.
Hemoconcentración al inicio y, posteriormente anemia, debido a la destrucción de hematíes.
Disminución y lentificación del volumen circulante, con disminución del volumen minuto y portanto disminución del gasto cardiaco.
Infección, ya que la pérdida de piel constituye una vía de entrada de gérmenes en el organismo.
Alteraciones en la función pulmonar en pacientes quemados que hayan podido inhalar humos, concambios importantes de CO2,O2 y del pH arterial.


TRATAMIENTO
Todos los pacientes quemados deben ser manejados de forma inicial en el Servicio de Urgencias, la evaluación debe comprender el ABCDE de la reanimación inicial, asegurando la permeabilidad de la vía aérea, en particular en los pacientes con quemaduras faciales o por inhalación y deflagración.
El aporte hídrico es primordial, existen varios métodos para calcular el aporte hídrico.

Fórmula de Parkland.
Probablemente sea la fórmula ampliamente utilizada.
a. Primeras 24 horas: Ringer lactado (RL) en cantidad de 4 mL/kg/% SCQ para adultos; la mitad se administra en las primeras 8 horas postquemadura, el resto en las siguientes 16 horas. (3 mL/kg/% superficie corporal quemada para niños).
Para mantenimiento con Ringer lactado, como sigue:
De 0 a 10 kg: 4 mL/kg/h
Entre 10 y 20 kg: 40 mL/h + 2 mL/kg/h
Mayor a 20 kg: 60 mL/h + 1 mL/kg/h
b. Siguientes 24 horas: Coloides 0.3 – 0.5 mL/kg/% superficie corporal quemada. Se agrega glucosa en agua si se requiere mantener el gasto urinario de 0.5 a 1 mL/kg/h en adultos y en niños de 1 mL/kg/h.

Parkland modificada
a.Primeras 24 horas: Ringer lactado en cantidades de 4 mL/kg/% SCQ (adultos).
b.Siguientes 24 horas: Infusión de coloide de albúmina al 5% en cantidad de 0.3-1 mL/kg/% SCQ/16 horas.

Fórmula de Brooke
a.Primeras 24 horas: Ringer lactado (RL) 1.5 mL/kg/% SCQ+ Coloide a 0.5 mL/kg/% SCQ + 2,000 mL de glucosa 5% en agua. La mitad, se administra en las primeras 8 horas
b.Siguientes 24 horas: RL 0.5 mL/kg/% SCQ+ Coloides a 0.25 mL/kg/% SCQ+ 2,000 mL de glucosa 5% en agua.

Fórmula de Brooke modificada
a.Primeras 24 horas: No coloides. Cristaloides (RL) en cantidades de 2 mL/kg/% SCQ en adultos y 3 mL/kg/% SCQ en niños. La mitad se administra en las primeras 8 horas.
b.Siguientes 24 horas: Coloides en cantidad de 0.3–0.5 mL/kg/% SCQ y sin cristaloides. Se agrega glucosa 5% en cantidades requeridas para mantener gasto urinario adecuado.

Fórmula de Monafo (Salina hipertónica)
Se utiliza una solución conteniendo 250 mEq de Sodio, 150 mEq de Lactato y 100 mEq de Cloro. La cantidad se ajusta por gasto urinario. En las siguientes 24 horas la solución es tratada con 1/3 de salina normal de acuerdo a gasto urinario.
- Fórmula salina hipertónica modificada: RL + 50 mEq NaHCO3. Para mantener volumen urinario mayor a 30 mL/h.
- Fórmula de Haifa. Fórmula validada en el año 2000 (Ull -man Y. Ann Burns Fire Disasters 2000; XIII (4): 206-12) cuya ventaja es la reanimación basada en proteínas para disminuir edema síndrome compartimental y fasciotomías además de menor incidencia de íleo
a.Primeras 24 horas: Plasma 1.5 mL/kg/% SCQ+ RL 1 mL/kg/% SCQ. La mitad en las primeras 8 horas; la mitad en las siguientes 16 horas. En quemaduras mayores a 50% SCT, se calcula como máximo el 50% SCQ.
b.Las 24 horas subsiguientes, la mitad de la cantidad estimada el primer día. Para obtener un gasto urinario mayor a 0.5 mL/kg/h se agrega RL.

Fórmulas pediátricas
Cincinnati-Shriners: 4 mL/kg/% SCQ + 1,500 CC/M2 SCT.Primeras 24 horas RL + 50 mEq NaHCO3. Segundas 8 horas RL. Terceras 8 horas: RL + 12.5 g de albúmina 25%.
Galveston-Shriners: 5,000 mL/m2 SCQ + 2,000 mL/m2 SCT.RL + 12.5 g albúmina 25% + glucosa 5% necesaria para mantener concentraciones de glucosa normal.

Todo paciente que es evaluado requiere solicitar estudios de ingreso, se recomienda obtener una biometría hemática, química sanguínea, electrolitos séricos, enzimas musculares y cardiacas, en especial en el quemado por electricidad, pruebas de coagulación, hemotipo, gasometría, radiografía detórax y electrocardiograma de 12 derivaciones.
La vitamina C ha demostrado efecto antioxidante en macrodosis, 10 g IV en las primeras 6 h, disminuye el requerimiento de soluciones hasta en 50% en modelosanimales.11 Los coloides pueden ser utilizados para disminuir el aporte hídrico total de cristaloides, en especial en los pacientes que presentan estado de choque refractario al volumen inicial; asociada a esto se puede adicionar albúmina a las soluciones de base a razón de 0.5 mL/kg/SCQ.
Las terapias extracorpóreas de purificación sanguínea pueden remover mediadores inflamatorios y productos de la degradación tisular y muscular, lo que disminuye la inflamación, fuga capilar, edema y lesión tisular consecuente, con menos necesidad de vasopresores en los pacientes que presentan estado de choque, además de prevenir o revertirla lesión renal aguda sea por inflamación y por rabdomiolisis.
Durante la evaluación y reanimación inicial se deben buscar lesiones que puedan generar síndrome comparta-mental o que requieran manejo quirúrgico urgente, como las quemaduras en cara, manos, pies, genitales, ojos, oí-dos. Aquellas asociadas a traumatismos (craneoencefálico, hemotórax, neumotórax) o fracturas a cualquier nivel de-ben ser valoradas por otros especialistas.


CRITERIOS DE REFERENCIA
Es prioridad reconocer las limitaciones del hospital en donde se recibe al paciente quemado, que por tratar-se de emergencia, muchas veces ingresa a nosocomios que no cuentan con los recursos adecuados para optimizar la atención. En la Guía de Práctica Clínica 16 para el diagnóstico y tratamiento del paciente “gran quemado” (IMSS-040-08) se publicaron los criterios para referir aún paciente quemado a una unidad de tercer nivel:
•Pacientes pediátricos menores de dos años o adultos mayores de 65 años con quemaduras de grado II-B o III con más de 10% de SCQ.
•Cualquier paciente con quemaduras grado II-B o III en más de 20% SCQ.
•Quemadura grado II-B o III en áreas especiales (cara, manos, pies, genitales, perineo).• Quemaduras eléctricas.
•Quemaduras químicas.
•Quemaduras de vías aéreas.
•Quemaduras en paciente con enfermedad previa que puedan complicar el manejo, prolongar la recuperación o afectar la mortalidad.
•Cualquier paciente con quemaduras y trauma concomitante (como fractura) en el que la quemadura incrementa el riesgo de morbilidad y mortalidad.
• Lesiones que no han sanado en más de 14 días o con presencia tardía de dolor, fiebre y exudado.

CONCLUSIÓN
Se debe conocer mecanismo de lesión, fisiopatología, repercusión orgánica, fase de evolución y atención de la quemadura para una adecuada elección en todos los subprocesos del manejo médico como es la calidad, cantidad y oportunidad en líquidos de reanimación y mantenimiento para mejorar las probabilidades de sobrevida evitando la hipoperfusión, sepsis y fallo orgánico múltiple. Así mismo es importante considerar la referencia oportuna de estos pacientes para el manejo idóneo en el ambiente crítico.

BIBLIOGRAFÍA
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·       Manual Merck de información médica general. Barcelona: Océano; 1997. p. 1369-72.
·     Rodes J, Guardia J. El manual de medicina. Barcelona: Ediciones Científicas y Técnicas; 1993. p. 2745-6.
·       Sánchez J, Muñoz MA. Farmacología dermatológica. Consejo General de COF. Avances en farmacología y farmacoterapia. Módulo VII. Madrid: Acción Médica; 2005. p. 305-7.
·        Baxter CR. Management of burn wounds. Dermatol Clin 1993;11(4): 709.2.
·     Martens DM, Jenkins ME, Warden GD. Outpatient burnmanagement. Nurs Clin North Am 1997; 32(2): 343.3.
·      Sheridan RL, Petras L, Basha G, Salvo P, Cifrino C, Hinson M,et al. Planimetry study of the percent of body surfacerepresented by the hand and palm: sizing irregular burns ismore accurately done with the palm. J Burn Care Rehabil1995; 16(6): 605.4.
·      Wachtel TL, Berry CC, Wachtel EE, Frank HA. The interraterreliability of estimating the size of burns from various burnarea chart drawings. Burns 2000; 26(2): 156.5.
·      Lund CC, Browder NC. The estimation of areas of burns. SurgGynecol Obstet 1944; 79: 352.
 

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