miércoles, 27 de marzo de 2019

EMERGENCIAS ENDOCRINOLÓGICAS

DIPLOMADO DE AEROMEDICINA Y TRANSPORTE DE CUIDADOS CRÍTICOS V GENERACIÓN

Emergencias Endocrinológicas


POR: E. en MEEC Dr. Carlos Alberto Cortés Soto.
Marzo, 2019

  " El progreso de la medicina nos depara el fin de aquella época liberal en la que el hombre aún podía morirse de lo que quería"

 - Stanislaw Jerzy Lec -






INTRODUCCIÓN

Las urgencias derivadas de patología endocrinológica, revisten especial importancia debido a su presentación clínica en ocasiones confusa y/o poco específica, pero cuya morbimortalidad deriva de un diagnóstico tardío. Las emergencias endocrinológicas son parte de la rutina que encontramos en pacientes en salas de emergencia y hospitalización, e incluyen diversas condiciones, con grado variable de frecuencia, tales como: trastornos hidroelectrolíticos, cetoacidosis diabética, estado hiperosmolar hiperglucemico no cetósico, hipoglucemia, diabetes insípida central, crisis adrenal, coma mixedematoso, entre otras. Asi como enfermedades menos frecuentes como apoplejía hipofisaria, tormenta tiroidea, y crisis por feocromocitoma.


ENFERMEDADES TIROIDEAS
Los desórdenes tiroideos no son problemas tiroideos sino más bien “anormalidades de laboratorio” resultantes de las alteraciones periférica en la ligazón y metabolismo de las hormonas tiroideas causadas por las enfermedades críticas o la terapia con drogas.
Las enfermedades criticas tienen numerosos efectos sobre los test tiroideos, en algunos casos simulan enfermedad cuando ninguno está presente y en otros casos obscureciendo un verdadero diagnóstico. Por ejemplo, casi todas las enfermedades críticas reducen la TSH y la concentración plasmática de proteínas que ligan a las hormonas tiroideas. Al descender estas proteínas, los niveles de T4 y en menor grado la T3 declinan, simulando un hipotiroidismo. Las enfermedades críticas que inducen caída en la concentración de las proteínas plasmáticas pueden también oscurecer un verdadero diagnóstico de hipertiroidismo descendiendo los valores de T3 y T4 a valores cercanos a lo normal o a valores normales. La mayoría de los pacientes con hipertiroidismo tienen incrementos en los niveles de T3 y valores normales de T4. Drogas que comúnmente usamos en la UCC complican la interpretación de los test de función tiroidea por inhibición de la secreción de TSH, ligadura de la T4 a las proteínas, o la conversión de T4 a T3. Por ejemplo, los glucocorticoides, dopamina, dobutamina y agonistas de la dopamina inhiben la secreción de TSH, conduciendo a un potencial diagnóstico erróneo de hipotiroidismo central si los valores de T4 son bajos o un diagnóstico erróneo de hipertiroidismo si la T4 esta modestamente elevada, Drogas que tienen una elevada ligadura proteica como la fenitoína, carbamazepina, furosemida y algunos drogas antiinflamatorias no esteroideas desplazan a la T4 de su ligadura proteica, descendiendo los niveles de T4 conduciendo a un diagnóstico erróneo de hipotiroidismo. Los glucorticoides, amiodarona y beta bloqueantes inhiben la conversión periférica de T4 a T3, provocando bajos niveles en la concentración de T3, conduciendo a un diagnóstico erróneo de hipotiroidismo. La TSH sola como herramienta diagnostica en la UCC nos puede conducir a diagnósticos erróne-os. La sospecha de enfermedades tiroideas debe hacerse en el contexto de la enfermedad crítica.


Hipertiroidismo Severo y Tormenta Tiroidea
No hay signos absolutos que diferencien una tormenta tiroidea de un hipertiroidismo severo. Sin embargo, la tormenta tiroidea es más probable que exhiba fiebre y taquicardia (>100 x’). Las claves diagnosticas incluyen, bocio, falla cardiaca congestiva, arritmia, temblor, diaforesis, di-arrea, test de función hepática elevados y psicosis.

Etiología
Usualmente la tormenta tiroidea se produce por una infección aguda, suspensión de drogas anti tiroideas o cirugía no tiroidea. La enfermedad de Graves esta habitualmente presente en la mayoría de los pacientes con hipertiroidismo severo (bocio multinodular tóxico, nódulos tiroideos autoinmunes son las causas más comunes). Aunque la ingesta de yodo inicialmente incrementa la producción de T4, suprime la liberación de T4. Sin embargo, los niveles de yodo declinan después de 10 a 14 dias, permitiendo la des-carga de grandes cantidades de la T4 recién formada en la circulación. Por esta razón, el yodo radiactivo y el contraste radiográfico oral o endovenoso pueden precipitar una tormenta tiroidea retrasada en pacientes predispuestos.


Diagnóstico
El diagnóstico de tormenta tiroidea debe ser inicialmente clínico. Elevación en la T4 total, en la T4 libre y T3 puede aparecer en el hipertiroidismo leve a severo. Cuando los niveles de T4 o T3 están normales o levemente elevados en pacientes con clínica de hipertiroidismo, el hallazgo es usualmente debido a la reducción en los niveles de proteínas unidas a las hormonas tiroideas inducida por la enfermedad crítica. Cuando la TSH no es detectable (<0,01 mU/ml) en casi todos los casos se debe a verdadero hipertiroidismo, mientras que bajos niveles detectables de TSH (0,01 a 0,1 mU/ml) asociados con niveles normales de T3 y T4 habitualmente son el resultado de la enfermedad crítica. Entre los pacientes con la enfermedad de Graves, a menudo solamente las concentraciones de T3 están elevadas. Elevadas transaminasas hepáticas a menudo indican una enfermedad amenazante, de la vida. Raramente, la hipercalcemia puede estar presente. Los leucocitos están normales o levemente aumentados, pero la relativa linfocitosis es común, un dato que puede ayudar a diferenciar entre la enfermedad tiroidea y causas infecciosas de fiebre.

Tratamiento
El tratamiento tiene cuatro pasos:
a) Bloqueo de la formación de T4
b) Prevenir la liberación de T4
c) Inhibir la conversión periferica de T4 a T3
d) bloqueo de los efectos tisula-res de la T4.
El propiltiouracilo (PTU) y el metimazol bloquean la síntesis de T4 en horas pero no detienen la liberación de T4 preformada ya en la tiroides. El PTU es preferido debido a que también detiene la conversión de T4 a su forma activa biológicamente a nivel tisular (T3). La inhibición de T4 a T3 también puede ser lograda por los glucocorticoides y en menor grado propano-lol. Se pueden producir reacciones alérgicas con su uso y tardíamente puede precipitar granulocitopenia dosis dependiente. Bajas dosis de PTU es el tratamiento de elección para la paciente embarazada debido a su pobre penetración a través de la placenta. La liberación de T4 pre formada en la circulación es rápidamente bloqueada por una solución oral de yodo (5 gotas cada 6 hs) o por dexametasona (2 mg IV cada 6 hs). A pesar de todos estos gestos terapéuticos no se puede terminar con la crisis hipertiroidea debido a que la T4 circulante tiene una vida media muy prolongada y la conversión a T3 continua. El PTU y el metimazole solamente se pueden administrar por via oral (dificultad en el paciente crítico). Debido a que el yodo inhibe la captación de PTU o metimazol por parte de la tiroides, estas drogas deben administrarse al menos dos horas antes de administrar el yodo. Cuidado con el uso de los beta bloqueantes, particularmente en los pacientes con falla cardiaca congestiva o, broncoespasmo. Si usamos beta bloqueantes, se recomienda al principio usar beta bloqueantes de acción corta como el esmolol valorando la respuesta del paciente. Si hay buena tolerancia, continuamos con propanolol o metroprolol.

Complicaciones
La falla cardíaca congestiva ocurre en la mitad de los pacientes con tormenta tiroidea. Aunque clásicamente descripto como un estado de gasto cardíaco elevado, muchos pacientes tienen normal o aún bajo gasto cardíaco y elevadas presiones de enclavamiento y puede ser neutralizado por el uso de beta bloqueantes. En contraste, la hipertensión arterial y taquicardia responden adecuadamente a los betabloqueantes. Las taquiarritmias asociadas con la tormenta tiroidea pueden controlarse combinando digoxina, beta bloqueantes, bloqueantes cálcicos. La fiebre debido al incremento en la tasa metabólica puede ser controlada por enfriamiento externo directo, debemos evitar los salicilatos debido a su tendencia de desplazar las proteinas unidas a la T4, agravando la tormenta tiroidea. La terapia debe incluir soporte nutricional debido al incremento en los requerimientos nutricionales (folatos y vitamina B son rápidamente consumidos y deben ser. También, están incrementados el metabolismo de drogas, incluyendo algunas utilizadas en el tratamiento de la tormenta tiroidea: beta bloqueantes y dexametasona, debiéndose aumentar la dosis o reducir los intervalos de administración.

Hipotiroidismo Severo y Coma Mixedematoso
El coma mixedematoso es un cuadro clínico poco frecuente. Frente a la presencia de hipotermia, disfunción del SNC e hipotensión arterial diferencia el coma mixedematoso del simple hipotiroidismo. A pesar de su rareza es una causa reversible de varias situaciones comunes que pueden presentarse en la UCC, incluyendo:
1) severo íleo sugestivo de obstrucción intestinal.
2) falla respiratoria, incluyendo falla en la desconexión del ventilador
3) falla cardíaca
4) hipotermia y coma.
El hipotiroidismo en el 90% de los casos resulta de falla primaria de la glándula tiroidea y no insuficiencia pituitaria. El litio y amiodarona pueden causar infrecuentemente hipotiroidismo. Curiosamente, el coma mixedematoso no se manifiesta hasta que algunas circunstancias intercurrentes complican a un hipotiroidismo pre existente: infección, infarto de miocardio, cirugía, hipotermia, trauma, drogas, particularmente sedantes. Por razones poco claras, el hipotiroidismo es mucho más probable que ocurra en pacientes más ancianos, en la mujer y durante los meses de invierno. La terapia debe ser instituida frente a la sospecha de su diagnostico.
La historia es una progresiva letargia, y depresión mental. Los signos físicos de hipotiroidismo incluyen: obesidad, piel seca e hinchada, la facies de “luna llena”, bradicardia sinusal y reducción de la fase de relajación del reflejo profundo y edema que no se deprime. Derrame pleural y pericárdico y ascitis son también comúnmente detectados. Menos frecuentemente se observan macroglosia y pérdida de pelo. Paradójicamente la hipotensión arterial es tan frecuente que la hipertensión arterial. Anemia, hiponatremia, hipoglucemia, hipercapnia e hipoxemia son frecuentes en el hipotiroidismo pero no son diagnostico. Cuando identificamos hipoglucemia, insuficiencia adrenal concurrente es común. Marcadas elevaciones en el colesterol son frecuentemente observadas. La hiponatremia a menudo es multifactorial, refleja inapropiada secreción de hormona antidiurética. Los datos clave del laboratorio son una elevación en la TSH acompañada de bajos niveles de T4 libre y total. La forma secundaria o pituitaria de hipotiroidismo es menos común y se caracteriza por bajos niveles de T4 y TSH. Muchas enfermedades no tiroideas reducen la T3 y los niveles totales de T4 sin alteración de la función tiroidea, el llamado estado “sic eutiroideo”. En este síndrome el descenso de la T4 unida a la proteína y la alteración en el metabolismo de T4 conduce a una reducción de la T4 total con normal o ligeramente disminuida en la T4 libre, una normal o reducida T3 y una normal o mínimamente elevada TSH. El sic eutiroideo no requiere reemplazo hormonal. Raramente, la infusión de dopamina prolongada puede inhibir la liberación pituitaria de TSH, induciendo un falso patrón bioquímico, sugiriendo un estado eutiroideo en un verdadero paciente hipotiroideo. Debido que las drogas administradas oralmente se absorben pobremente en el mixedema, la T4 debe administrarse inicialmente por vía endovenosa (0,2 a 0,5 mg endovenoso). Habitualmente, comenzamos con 0,5 mg de T4 en las primeras 24 hs, seguidos de 0,1 mg cada 24 hs los días posteriores. La mejoría clínica es observada dentro de las 12 – 24 hs de iniciado el tratamiento. En caso de antecedentes de cardiopatía isquémica debe reducirse la dosis de T4 debido a que el abrupto tratamiento con T4 puede precipitar isquemia cardiaca. Una similar recomendación es para los más pequeños y más viejos. En caso de pacientes normotensos, eutérmicos, la dosis inicial puede ser tan baja como 0,1 mg. Debido a que la transformación de T4 a T3 en el mixedema esta alterada, algunos expertos pro-ponen administrar T3 directamente. La práctica no demostró ser más efectivo que si se administra T4 sola. Además, la T3 es más cara y existe un riesgo incrementado de muerte si no hay un monitoreo cuidadoso. Cuando sospechamos hipotiroidismo, la función adrenal debe ser testeada debido a que una crisis adrenal puede precipitarse si administramos T4 en pacientes con una insuficiencia adrenal concurrente. Se recomienda hacer un test de estimulación de adrenocorticotrofina (ACTH) cuando los tests de función tiroidea son obtenidos y comenzar con una dosis empírica de glucocorticoides (hidrocortisona 100 mg endovenosa cada 8 hs) mientras esperamos los resultados. La hipoglucemia ocurre frecuentemente y obliga a una rápida evaluación de su función tiroidea en los pacientes con función mental alterada. La supresión del drive respiratorio, conduce a la falla respiratoria hipercapnica. La hipotensión es tratada con tiroxina y glucocorticoides, así como con fluidos y vasopresores en caso de ser necesario. La hipotermia debe ser tratada con calentamiento externo pasivo La neumonía aspirativa es una complicación frecuente. Aunque es raro, la meningitis bacteriana puede ser un factor precipitante del coma mixedematoso. Por lo tanto, es probablemente prudente obtener en estos pacientes cultivos de fluidos corporales administrando ATB hasta que los cultivos retornen negativos. La obesidad e inmovilidad del paciente hipotiroideo severo predispone la formación de atelectasias, ulceras de decúbito y trombosis venosa profunda.

ENFERMEDAD ADRENAL
Los efectos fisiológicos de la insuficiencia adrenal dependen de la deficiencia de cortisol y/o aldosterona. 
La pérdida de acción de los mineralocorticoides es responsable de la mayoría de las manifestaciones significativas de la insuficiencia adrenal observada en la UCC. Independientemente de que la enfermedad resulta de la falla adrenal (primaria) o de la glándula pituitaria (secundaria), la mayoría de los síntomas son leves y los pacientes en general están compensados hasta que una enfermedad intercurrente cause depleción de volumen (vómitos/ diarrea) o vasodilatación (sepsis, cirugía). La pérdida de la aldosterona está compensada por el incremento en la ingesta de sodio y agua. La insuficiencia adrenal “relativa” (disminución de la reserva adrenal) es encontrada con sorpresiva frecuencia. La forma más común de enfermedad, la insuficiencia adrenal (primaria) resulta de una destrucción directa de la glándula. La tuberculosis, enfermedad fúngica, cirugía, infarto, cáncer metastásico, enfermedad autoinmune y hemorragia son las causas más frecuentes. La insuficiencia adrenal hemorrágica es vista comúnmente en pacientes sépticos o en pacientes anticoagulados, especialmente en los pacientes con pos-puente cardiopulmonar. Los pacientes críticos con HIV tienen elevada frecuencia de insuficiencia adrenal. En pacientes con SIDA y citomegalovirus, neoplasma metastásico o terapia con ketoconazol son los más frecuentes responsables, sin embargo, en muchos pacientes la etiología permanece sin aclararse. 
 
En la insuficiencia adrenal primaria, la secreción pituitaria de ACTH se incrementa en un intento de estimular a las glándulas adrenales para mantener normales los niveles de cortisol. Debido a que ambas funciones mineralocorticoidea y glucocorticoidea se han perdido, las manifestacio-nes clínicas son más severas y difiere de la forma secundaria de la enfermedad.
 La insuficiencia adrenal secundaria es producida por un trauma directo, crecimiento tumoral (especialmente adenoma pituitario) o infarto de la glándula pituitaria. El infarto pituitario puede ocurrir cuando la hemorragia ocurre en un adenoma pituitario pre existente, cuando la hemorragia pituitaria ocurre en un paciente anticoagulado, cuando el trauma disrrumpe con una arteria nutricia o cuando pacientes en el pos parto sufren un infarto espontaneo. La insuficiencia adrenal secundaria produce una perdida del cortisol, pero la secreción de aldosterona permanece normal debido a que no es regulada por la ACTH y la glándula adrenal per se no esta afectada. Sin embargo, debido a que el cortisol es requerido para la síntesis adrenal normal de catecolaminas, la presión arterial puede reducirse modestamente debido a la deficiencia de cortisol solamente. La suspensión brusca de corticoides administrados crónicamente simula una insuficiencia adrenal secundaria. La secreción de ACTH esta suprimida y los corticoides exógenos son rápidamente clareados de la circulación. Debido a que los niveles de aldosterona permanecen cerca de los valores normales, la insuficiencia adrenal secundaria rara vez provoca deshidratación o hiperkalemia prominentes como sucede en la insuficiencia adrenal primaria. Una forma rara de insuficiencia adrenal terciaria también existe, en la cual una enfermedad granulomatosa (sarcoidosis) o neoplasma destruye la via hipotalámica necesaria para señalar a la glándula pituitaria la liberación de ACTH. Drogas como ketoconazol, etomidato y aminoglutethimide interfieren con la normal esteroideogenesis y pueden precipitar insuficiencia adrenal. Además, drogas que aceleran el metabolismo hepático de esteroides administrados por via Exógena (rifampicina, fenitoina y barbitúricos) pueden también precipitar la insuficiencia adrenal. Signos y Síntomas: Los signos más comunes de IA (insuficiencia adrenal) son la debilidad, fatiga, anorexia, mialgias, dolor abdominal, nauseas y fiebre (tan alta como 40ºC), independientemente de la etiología. El dolor abdominal puede ser tan intenso que puede obligar a una laparotomía exploradora, una potencial mortal intervención debido a la inadecuada reserva renal. La causa del dolor abdominal no se conoce. A veces, el shock es el cuadro de presentación de la IA complicada por infección o deshidratación y sobre todo en pacientes con la forma primaria del síndrome.
En los pacientes anticoagulados, el dolor de flancos y una caída en el hematocrito pueden ser los signos de presentación. La hiperpigmentacion cutánea es vista solamente en la IA primaria (Una glándula pituitaria funcional es necesaria para producir hormona melanocito estimulante ACTH-like, responsable de la hiperpigmentación). La hiperpigmentación es más prominente en las zonas expuestas al sol y en las regiones palmar y antecubital. La apariencia es tal vez mejor descripta como “suciedad que no fue lavada”. La pérdida de cabello puede ser visto en mujeres con IA primaria debido a la pérdida de producción adrenal de andrógenos, pero no es característico en los hombres debido a la producción testicular de éstos.

Laboratorio
La hiponatremia es un hallazgo universal (90% de los casos). La pérdida de sodio por orina produce la hiponatremia y la retención renal de potasio causa hiperkalemia. Esto es observado predominantemente en la IA primaria donde carecemos de aldosterona. Igualmente, la deficiencia aislada de cortisol en la IA secundaria altera la excreción de agua libre, pero rara-mente causa hiperkalemia. El mecanismo por el cual se produce retención de agua libre podría deberse a incremento en la secreción de la HAD, debido a la presencia concomitante de hipovolemia. A menudo el porcentaje de eosinófilos y linfocitos esta incrementado. Puede ser vista hipercalcemia en cualquier forma de IA debido a que el cortisol es requerido para regular la absorción intestinal y excreción renal de calcio. Anemia normocítica y normocrómica leve es muy frecuente. La hipoglucemia puede formar parte del cuadro de presentación tanto en la IA primaria o secundaria, pero es mucho más común en niños que en adultos. El cortisol incrementa la gluconeogénesis e incrementa el nivel de catecolaminas, lo que a su vez incrementa los niveles de glucemia. 

Test de Funcion Adrenal
De entrada, debemos restaurar el volumen intravascular y reemplazar el cortisol antes de la confirmación humoral del diagnóstico.
Sistemática:
a.Cortisol basal en sangre y ACTH
b.Administrar análogo de ACTH (250 mcg)
c.Obtener niveles de cortisol a los 30 minutos y 60 minutos después de la inyección de ACTH
d.Comenzar con terapia empírica con glucocorticoides.
La dexametasona una buena elección terapéutica, debido a su potencia, larga duración y no interfiere significativamente con el ensayo inicial de cortisol plasmático. Si los análisis revelan que el cortisol basal excede los 25 mcg/dl o una elevación (2 veces) después de la estimulación, el diagnóstico de IA es muy improbable. Casi todos los pacientes con IA primaria tienen niveles basales de cortisol mas bajo de un digito e incrementos menores de 5 mcg/dl frente al test de estimulación. La forma primaria de la IA no responderá a los análogos de ACTH debido a la destrucción de la glándula suprarrenal Eje Pituitario - Adrenal normal, presenta niveles normales de ACTH y de cortisol basal, con in-cremento en sus niveles sanguíneos luego de la estimulación con análogos de ACTH. En la falla adrenal pituitaria o IA secundaria, hay un marcado incremento en los niveles de ACTH, con bajos niveles de cortisol basales y pos estimulación con los análogos de ACTH.
En la falla adrenal secundaria o IA secundaria, los niveles de ACTH son bajos o normales y los niveles de cortisol basales son bajos y se incrementan con la estimulación de ACTH La suspensión de los esteroides exógenos presentan niveles bajos de ACTH, con niveles de cortisol basales normales o bajos con leve incremento de los mismos luego de la estimulación con análogos de ACTH. Tratamiento: Fluidos que contienen sal y glucorticoides son la esencia de la terapia inicial. Si administramos suficiente cantidad de fluidos cristaloides, hormonas mineralocorticoides no son inmediatamente necesarios en cualquier forma de IA.Si comenzamos con el reemplazo de mineralocorticoides, se aconseja administrar fludrocortisona 0,1 a 0,2 mg/día, lo cual es suficiente para casi todos los pacientes. En general, se requiere 3 a 6 litros de solución fisiológica. Debemos evitar las soluciones hipotónicas debido a la tendencia e exacerbar a la hiponatremia. Habitualmente administramos hidrocortisona (100 mg cada 8 hs) debido a sus efectos mineralocorticoide. La dexametasona (4 a 6 mg cada 8 o 12 hs) es una al-ternativa útil debido a que no interfiere con los test de cortisol y por su larga acción. La hiperkalemia usualmente se corrige con la expansion de volumen y glucocorticoides. Debido a que la IA altera la gluconeogénesis debemos administrar dextrosa en el plan de sueros.

DESÓRDENES DEL METABOLISMO DE LA GLUCOSA
Las enfermedades críticas inducen a un estado de resistencia a la insulina debido a la liberación de hormonas de stress como el glucagón, epinefrina, cortisol. Además, el ayuno, sepsis y drogas complican el manejo de la glucemia por alterar en forma impredecible la efectividad de la insulina. Estrecho control de los niveles de glucemia ha demostrado reducir la morbilidad a largo plazo en los pacientes diabéticos y actualmente existen datos que justifican el control intensivo de la glucemia en la UCC, al menos entre los pacientes quirúrgicos. Este estricto control reduce la mortalidad hospitalaria, sobretodo en los pacientes más enfermos con prolongadas estadías en la UCC. No se sabe si similares beneficios se observan en los pacientes críticos “clínicos” inter-nados en la UCC. No se aconseja usar hipoglucemiantes orales ni Insulinas de acción lenta en la UCC.


Hipoglucemia
No es frecuente en pacientes que no reciben insulina o hipoglucemiantes orales debido a la existencia de numerosos mecanismos protectores endógenos, los cuales incluyen la supresión de insulina e incremento en los niveles de epinefrina y de glucagón, cortisol y hormona de crecimiento. Los signos tempranos de la hipoglucemia son debido al exceso adrenérgico (sudoración, nervio-sismo, ansiedad, temblor, taquicardia e hipertensión arterial y dependen no solo de la tasa de glucemia absoluta sino también de la tasa de declinación. Los niveles de glucemia deben ser medidos inmediatamente en caso de alteración del status mental, aun en presencia de signos de foco neurológico. La hipoglucemia inducida por la insulina, es la causa más común de hipoglucemia en las UCC en pacientes menores de 30 anos y si consideramos la ingestión de alcohol, representa la causa más común de hipoglucemia en pacientes de todas las edades. Las reacciones debidas a la insulina son frecuentes en la UCC debido a que la falla renal aguda altera el clearence de insulina. También la hipoglucemia por insulina puede ser debida a la administración de insulina en tejidos subóptimos prefundidos y luego es absorbida cuando la perfusión es re establecida. Debido a que los inhibidores de la enzima convertidora incrementan la sensibilidad individual a la insulina y aumentan la captación de glucosa, su uso se asocia con elevada incidencia de hipo-glucemia en pacientes diabéticos tratados con insulina.
Pacientes con escaso o nulo tejido pancreático funcional tienen un particular riesgo de hipoglucemia debido a su inhabilidad de producir y liberar hormonas contra reguladoras como glucagón. Drogas que bloquean la respuesta adrenérgica pueden anular los efectos contra reguladores de la liberación de epinefrina en caso de hipoglucemia. La hipoglucemia producida por los agentes orales es a menudo refractaria a la administración de glucosa sola y puede requerir terapia combinada con hidrocortisona y glucagón. Los hipoglucemiantes orales interfieren con otros medicamentos como la fenitoina, rifampicina y tiazidas. La metformina debe suspenderse al menos 24 – 48 hs antes en pacientes bajo procedimientos radiográficos con contraste para evitar la posibilidad de inusuales niveles sanguíneos de la droga y la posterior acidosis láctica debido al desarrollo potencial de falla renal aguda. Otras causas de hipoglucemia: La sepsis severa puede producir hipoglucemia por múltiples mecanismos, incluyendo hipoperfusión hepática o falla hepática, insuficiencia renal, depleción de glucógeno hepático y desnutrición. El alcohol suprime la gluconeogénesis, restringe la incorpo-ración de nutrientes e induce un estado de baja insulina que favorece la liberación de ácidos grasos libres y producción de cetonas. En consecuencia, los alcohólicos pueden presentar hipoglucemia y una acidosis mixta, láctica y por cetoácidos. La glucosa, tiamina y el volumen comprenden los elementos clave del tratamiento de la acidosis alcohólica con hipoglucemia. A pesar de la presencia de cetoácidos, la insulina no puede resolver la acidosis y puede precipitar o exacerbar una hipoglucemia preexistente. Otras causas de hipoglucemia incluyen falla hepática debido a la presencia de cirrosis, infiltración tumoral o masiva necrosis hepática, la falla renal, intoxicación con acido acetil salicílico y tumores secretores de insulina. La seudohipoglucemia puede reportarse en caso de que la glucosa se metabolice en muestras de sangre con extremados conteos leucocitarios, sobre todo cuando la medición de glucosa se retrasa unas horas. Cuando la causa de hipoglucemia no se conoce o el estado nutricional es cuestionable debe ser tratada con glucosa, tiamina (1mg/Kg) para prevenir la encefalopatia de Wernicke.

Cetoacidosis Diabética (DKA)
La DKA es el resultado de la deficiencia de insulina, usualmente con exceso relativo de hormonas contrarreguladoras. No olvidar que el hipertiroidismo es también una causa potencial. La hipoperfusión, taquicardia e hipotensión son el resultado de dos principales alteraciones metabólicas: la depleción de volumen tiende a ser menos profunda en la DKA que en el coma hiperosmolar no cetósico, debido tal vez que la acidosis de la DKA “obliga” al paciente a consultar antes. La respiración rápida y profunda de Kussmaul es un intento de compensar la acidosis metabóli-ca. Algunos signos “clásicos” de la DKA son vistos ocasionalmente, mientras la obnubilación es fre-cuente, el coma es muy poco frecuente (<10% de los casos). La fiebre no forma parte de la DKA en ausencia de infección, por el contrario, es mas frecuente observar, hipotermia (esto es cierto si la tomamos la temperatura oral en un paciente hiperventilando). Los vómitos son muy fre-cuentes y se deben al íleo provocado por la cetonemia, deshidratación y disbalance electrolítico. Algunas características de la DKA no se les encuentran explicación, como la pleuresía y dolor abdominal. Esto se resuelve corrigiendo la acidosis. 
Las claves humorales de la DKA son la acidosis metabólica, cetosis e hiperglucemia. La medición seriada de los cuerpos cetónicos no tiene mucho valor. En la DKA tres cuerpos cetónicos están en equilibrio, acetoacético, acetona y beta hidroxybutirico. Solamente el acetoacético y la ace-tona son medidos a través del ensayo del nitroprusiato, el más usado para detectar cuerpos cetónicos. Normalmente el beta hidroxybutirico excede al acetoacético en 3:1, pero en la seve-ra acidosis, el beta hidroxy puede estar en una concentración 12 veces mayor que el acetoaceti-co. Al mejorar la acidosis, el equilibrio dinámico se desvía a favor del acetoacético, pareciendo que la concentración de cetonas se empeora y no es así. El captropil como otras drogas que contienen grupo sulfhydrilo puede reaccionar con el nitro-prusiato, produciéndose un test falso positivo para los cuerpos cetónicos. Típicamente los niveles de glucemia están elevados, entre 400 y 800 mg% pero pueden estar mas bajos en los pacientes jóvenes, bien hidratados con una tasa de filtrado glomerular normal, facilitando el clearence de glucosa. La leucocitosis (>20.000) con predominio de los granulocitos puede verse aun en ausencia de infección. La perdida de agua libre debido a la diuresis osmótica conduce a la hemoconcentración e hiperosmolaridad. Ojo! caídas leves en el hematocrito sugieren sangrado activo o anemia previa. Los efectos de la glucosa (osmóticos) atraen agua del EIC al EEC produciendo hiponatremia en la mayoria de los pacientes. La concentración de sodio se reduce 2 mEq/L por cada 100 mg de aumento en la glucemia. En pacientes con prolongada hiperglucemia, especialmente en aquellos que no pueden tomar agua, la resultante diuresis osmótica puede producir hipernatremia. Debido a la acidosis, déficit de insulina y el flujo de agua inducido por las fuerzas osmóticas, el potasio es derivado del EIC al EEC, elevándose su concentración en plasma a pesar de un severo déficit corporal de potasio. Con una correcta expansion de volumen, administración de insulina y corrección de la acidosis, los niveles de K en plasma pueden caer precipitadamente. Déficit de magnesio y fósforo son muy comunes. No hay beneficio demostrado con la reposición de Mg y P por vía oral. Si se usa métodos colorimétricos para medir la concentración de creatinina, los cuerpos cetónicos pueden causar elevación artificial de la creatinina. También puede observarse elevación de la amilasa (sobretodo la isoenzima salival), no se sabe la causa. La clave en el tratamiento es la corrección de la acidosis y cetoacidosis. EL déficit de fluido puede encontrarse entre 5 a 10 litros y el de sodio ente 300 y 500 mEq. Inicialmente se propone 500 a 1000 ml de solución isotónica en pacientes con evidencia de hipoperfusión. La idea es re establecer el déficit de volumen en 24 hs. Solución fisiológica, Ringer Lactato, SN Salina al medio son alternativas validas para la reposición de fluido. Si usamos SN salina normal puede verse acidosis hiperclorémica. En pacientes con DKA e hipotensión arterial refractaria a la reposición de volumen y corrección del pH, uno debe considerar :
a) sangrado, sobretodo gastrointestinal o retroperitoneal
b) shock séptico, especialmente a punto de partida urinario o neumonía
c) insuficiencia adrenal  
d) pancreatitis  
e) infarto de miocardio.
Se comienza con Insulina 0,1 a 0,5 unidades/Kg en bolo, seguidos de una infusión de 0,1 U/Kg/hora. El objetivo es reducir la glucemia entre 75 y 100 mg por hora. La falla en reducirse la glucemia significativamente en dos a tres horas indica resistencia a la insulina y nos obliga a duplicar la dosis de insulina.
La infusión de Insulina debe continuar hasta que se hayan clareado las cetonas de la sangre y el AG normalizado, a pesar de que debamos agregar dextrosa al plan para que no se produzca hipoglucemia. En general, se requiere la infusión de Insulina, 12 a 24 hs, momento en el cual, el paciente comienza a comer. Es prudente agregar Dextrosa al plan cuando la glucemia alcanza los 250 mg%. La prematura interrupción de la infusión de Insulina es la causa mas frecuente de fracaso terapéutico y re aparición de la DKA. La perdida urinaria de cetonas en orina en pacientes bien hidratados con función renal normal puede culminar en la perdida equivalente de bicarbonato (C. Cetónicos se transforman en el hígado en Bicarbonato). No olvidar que la osmolaridad del bicarbonato es 5 veces mayor a la de la Solución Salina normal y la terapia de bicarbonato puede exacerbar la hiperosmolaridad, además, la rápida corrección de la acidemia desvía la curva de disociación de la Hb hacia la izquierda, exacerba la hipokalemia y puede causar acidosis paradojal en el SNC. Además, cuando un gran volumen de bicarbonato es administrado, se produce un exceso de CO2 que debe ser clareado por la ventilación. Si existe una capacidad ventilatoria limitada, los niveles de CO2 pueden acumularse. Arritmias espontáneas e iatrogénicas inducidas por los disturbios ácido base y electrolíticos son una causa prevalente de morbilidad cardiovascular en la DKA. La insulina y el bicarbonato pueden provocar el arrastre del K al espacio intracelular, reduciéndose dramáticamente los niveles séricos de K. Una vez que el paciente orina debemos reemplazar al potasio. 10 a 20 mEq/hora debe recibir de potasio el paciente, pero en ocasiones la reposición es mayor (hasta 60 mEq/hora). La hipofosfatemia puede reducir al 2,3 difosfo glicerato y la fortaleza muscular, pero la administración de fosforo no ha demostrado mejorar el pronostico. Los riesgos de la administración de fosforo es una reducción aguda en la Calcemia y deposito de complejos fosfato calcio, induciendo ocasionalmente FRA.

Coma Hiperosmolar no cetósico
Es un desorden del metabolismo de la glucosa en el cual la osmolaridad plasmática esta dramá-ticamente elevada (a menudo > 350 mOsm/l) por una elevación severa de la glucemia (a menudo >1000 mg/dl). Los niveles de insulina existentes son suficientes para prevenir la hiperglucemia. Los pacientes generan pocos cuerpos cetónicos ya que tienden a tener niveles mas bajos de hormonas lipolíticas (hormonas de crecimiento y cortisol). La glucosuria, mecanismo compensa-torio o limitante del incremento de la glucemia esta estrechamente ligado a la tasa de filtrado glomerular, de allí que el coma hiperosmolar no cetósico es más común en los ancianos y en los pacientes con disfunción renal subyacente. Pacientes con alteración en la sensación de sed (vejez) y/o deprivacion al acceso al agua también están predispuestos. A menudo el coma hiperosmolar no cetósico es precipitado por una enfermedad intercurrente que produce depleción de volumen y promueve hiperglucemia (sepsis, stroke, diarrea, vómitos, corticoides, diuréticos). A diferencia de la DKA, los pacientes con coma hiperosmolar al comienzo están asintomáticos con un estado ácido base casi normal por prolongados periodos de tiempo. Recién cuando la profunda depleción de volumen limita la función orgánica, consultan al médico. Los datos de laboratorio son similares a los de la DKA excepto por la cetoacidosis, la cual es mínima o esta ausente, mientras que los valores de glucemia son extremadamente elevados (>1000 mg/dl). Se produce una marcada perdida en el agua corporal total, debido fundamentalmente a una prolongada diuresis osmótica. Sin embargo, los efectos osmolares de los altos niveles de glucemia ayudan a mantener al volumen intravascular. Aunque el volumen intravascular es mejor preservado en el coma hiperglucémico que en la DKA, se hace a expensas del compartimento intracelular. Este efecto es responsable de la expresión clínica primaria del coma hiperglucémico no cetósico, la alteración de las funciones neurológicas. Debido a que se requie-re los efectos osmolares de la glucosa para mantener el volumen intravascular, la administración de insulina antes de restaurar la volemia circulante con SN fisiológica puede causar una aguda y profunda hipotensión arterial al producir el ingreso de glucosa a la célula y por ende arrastrar agua al EIC. La depleción de potasio y fosforo es similar a la hallada en la DKA. Debemos se r cautos con los cambios bruscos en la osmolaridad, puede producirse una intoxica-ción acuosa manifestada por convulsiones y coma. El tratamiento es similar al usado en la DKA, no olvidar, primero restaurar el volumen intravascular. La SN salina y el Ringer Lactato, son soluciones relativamente hipotónicas en estos pacientes).

CONCLUSIONES
Si bien las enfermedades endocrinológicas son infrecuentes; su aparición condiciona una alta morbi-mortalidad en el paciente que la presente. Es de vital importancia conocer la forma de presentación y eje hormonal afectado; ya que de esto dependerá su oportuna atención y correcto tratamiento.

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martes, 19 de marzo de 2019

EMERGENCIAS GASTROINTESTINALES

DIPLOMADO DE AEROMEDICINA Y TRANSPORTE DE CUIDADOS CRÍTICOS V GENERACIÓN

Emergencias Gastrointestinales


POR: E. en MEEC Dr. Carlos Alberto Cortés Soto.
Marzo, 2019

  " La desviación del hombre del estado en que fue originalmente colocado por la naturaleza parece haberle demostrado ser una fuente prolífica de enfermedades"
 - Edward Jenner -



INTRODUCCIÓN


El sistema gastrointestinal, es un sistema muchas veces olvidado en una situación de urgencia; sin embargo ciertos trastornos gastrointestinales pueden amenazar la vida y requieren en algunos casos tratamiento quirúrgico de urgencia. Estos trastornos son diversos e incluyen desde la hemorragia gastrointestinal, la obstrucción mecánica del tracto gastrointestinal, el íleo (cese temporal de los movimientos contráctiles normales del intestino), la apendicitis (inflamación del apéndice) y hasta la peritonitis (inflamación del revestimiento de la cavidad abdominal). Cabe mencionar que su mortalidad principal se relaciona muchas veces al desarrollo de estado de choque; por lo que deberemos ser capaces de identificar y tratar. A continuación se tocan las principales patologías a reconocer por el personal de salud.


DOLOR ABDOMINAL
El dolor abdominal puede ser consecuencia de problemas a lo largo del tracto gastrointestinal o en cualquier otro sitio del abdomen. Tales situaciones incluyen la rotura esofágica, perforación de una úlcera, síndrome del intestino irritable, apendicitis aguda, pancreatitis y cálculos biliares. Algunos de estos trastornos son relativamente poco importantes, mientras que otros pueden ser potencialmente mortales. El médico tiene que decidir si se necesita un tratamiento inmediato o si se puede esperar hasta que se disponga de las pruebas diagnósticas.

Diagnóstico y tratamiento
La naturaleza del dolor y su relación temporal con la ingesta o los movimientos puede proporcionar al médico datos para el diagnóstico. Si otros miembros de la familia han tenido un trastorno abdominal similar, como cálculos biliares, puede que la persona esté aquejada de lo mismo.
El aspecto general de la persona puede proporcionar datos importantes. Por ejemplo, la ictericia (un tinte amarillento de la piel y del blanco de los ojos) sugiere una enfermedad del hígado, de la vesícula biliar o de las vías biliares.
El médico examina el abdomen en busca de zonas dolorosas y de masas. Cuando se presiona suavemente la pared del abdomen, la persona siente dolor, y cuando se retira súbitamente la mano, el dolor es aún más intenso por un momento (maniobra conocida como signo de la descompresión positivo). Esto indica generalmente una inflamación del revestimiento de la cavidad abdominal (peritonitis).
Las pruebas diagnósticas para el estudio de un dolor abdominal incluyen análisis de sangre y de orina, radiografía, la ecografías y la tomografía computadorizada (TC). Cuando el dolor abdominal parece ser consecuencia de una obstrucción intestinal, de la perforación de algún órgano (como la vesícula biliar, el apéndice o el intestino), o bien de un absceso (una acumulación de pus), a menudo se realiza de urgencia una intervención quirúrgica del abdomen con finalidad exploratoria (laparotomía).

HEMORRAGIA GASTROINTESTINAL
La hemorragia puede ocurrir en cualquier sitio a lo largo del tubo digestivo (gastrointestinal) desde la boca hasta el ano. Se manifiesta como sangre en las heces o en los vómitos, o puede no evidenciarse (sangre oculta) y detectarse solamente mediante pruebas diagnósticas. La hemorragia en cualquier punto del tracto gastrointestinal puede ser de mayor gravedad si existe además un trastorno de la coagulación.


Síntomas
Los síntomas posibles incluyen vómitos de sangre (hematemesis), evacuación de heces de coloración negra alquitranada (melena) y pérdida evidente de sangre por el recto (hematoquecia). Las heces de color negro alquitranado son el resultado de una hemorragia en la parte alta del tubo digestivo (por ejemplo, en el estómago o en el duodeno; el color negro se debe a la exposición de la sangre al ácido gástrico y a su digestión por las bacterias durante varias horas antes de abandonar el cuerpo). Alrededor de 60 mililitros de sangre pueden producir heces alquitranadas. Un episodio de hemorragia intensa y única puede producir heces alquitranadas durante una semana, por lo que la evacuación continuada de heces con estas características no indica necesariamente una hemorragia persistente.
Las personas con hemorragias de larga evolución pueden tener síntomas de anemia, como cansarse con facilidad, palidez anormal, dolor en el pecho y mareo. En personas que no presentan estos síntomas, se puede detectar una disminución importante de la presión arterial cuando se incorporan.
Los síntomas que indican una pérdida de sangre importante son un pulso acelerado, una presión arterial baja y una disminución de la cantidad de orina. El paciente puede tener las manos y los pies fríos y húmedos. La reducción del aporte de sangre al cerebro causada por la pérdida de ésta puede ocasionar confusión, desorientación, somnolencia e incluso shock.
Los síntomas de una hemorragia importante pueden ser muy variables, en función de alguna otra enfermedad que pueda padecer la persona. Por ejemplo, una persona con enfermedad de las arterias coronarias puede desarrollar repentinamente angina (dolor en el pecho) o síntomas de un ataque cardíaco. En un individuo con una hemorragia gastrointestinal abundante, pueden empeorar los síntomas de otras enfermedades (como la insuficiencia cardíaca, la hipertensión arterial, la enfermedad pulmonar y la insuficiencia renal). En los que padecen una enfermedad del hígado, la hemorragia en el intestino puede provocar una acumulación de toxinas que, a su vez, causan síntomas como cambios en la personalidad, en la consciencia y en la capacidad mental (encefalopatía hepática).

Diagnóstico
Después de una hemorragia importante, la medición del hematócrito (un tipo de análisis de sangre) generalmente muestra una baja concentración de glóbulos rojos. El conocimiento de los síntomas responsables de un episodio de hemorragia puede ayudar al médico a determinar la causa del mismo. El dolor abdominal que se alivia con la comida o con antiácidos sugiere una úlcera péptica; sin embargo, las hemorragias de las úlceras a menudo no se acompañan de dolor. Los fármacos que pueden dañar el revestimiento gástrico, como la aspirina, pueden causar hemorragias en el estómago, con aparición de sangre en las heces.
Una persona con una hemorragia gastrointestinal, que haya perdido el apetito y que pierda peso sin razones aparentes, es examinada con el fin de detectar la presencia de un cáncer. Así mismo, si alguien presenta dificultades para tragar, debe ser examinado en busca de un cáncer de esófago o un estrechamiento del mismo. Los vómitos y las arcadas intensas antes de una hemorragia sugieren un desgarro en el esófago, pero cerca de la mitad de las personas con esta lesión no vomita con antelación. El estreñimiento o la diarrea junto con la hemorragia o la presencia de sangre oculta en las heces pueden ser consecuencia de un cáncer o de un pólipo en la parte baja del intestino, particularmente en los mayores de 45 años. La sangre fresca por encima de las heces puede ser causada por hemorroides o por un problema en el recto, como un cáncer.
El médico examina al paciente en busca de indicios que lo conduzcan al origen de la hemorragia. Por ejemplo, durante una exploración del recto se buscan hemorroides, grietas en el recto (fisuras) y tumores. Posteriormente se eligen las pruebas si se sospecha que la hemorragia procede de la parte alta del tubo digestivo (esófago, estómago y duodeno) o de la parte baja (porción inferior del intestino delgado, intestino grueso, recto y ano).

La sospecha de problemas en la parte alta del tracto gastrointestinal se investiga generalmente primero introduciendo una sonda por la nariz hasta el estómago y extrayendo líquido. El líquido gástrico que se asemeja al poso de café es ocasionado por la digestión parcial de la sangre, lo que indica que la hemorragia es escasa o que se ha detenido. La sangre roja y brillante indica una hemorragia activa y vigorosa. A continuación, el médico utiliza un endoscopio flexible (un tubo de visualización) para examinar el esófago, el estómago y el duodeno en busca de la causa de la hemorragia. Si no se encuentra una gastritis o una úlcera en el estómago o en el duodeno, se puede realizar una biopsia (obtención de una muestra de tejido para su examen al microscopio). Ésta puede determinar si la hemorragia es consecuencia de una infección por Helicobacter pylori. Si es así, se instaura un tratamiento con antibióticos y habitualmente la infección se cura.
En la parte baja del tracto gastrointestinal se buscan pólipos y cánceres mediante radiografías, tras la administración de una enema de bario, o bien utilizando un endoscopio. El médico puede observar directamente la porción inferior del intestino con un anoscopio, un sigmoidoscopio flexible o un colonoscopio.
Si estas investigaciones no aclaran el origen de la hemorragia, se puede realizar una angiografía (radiografías tras la inyección de una sustancia radiopaca) o una gammagrafía tras la inyección de glóbulos rojos marcados con una sustancia radiactiva. Estas técnicas son especialmente útiles para desvelar si el origen de la hemorragia es consecuencia de una malformación de los vasos sanguíneos.

Tratamiento
En más del 80 por ciento de las personas con hemorragia gastrointestinal, las propias defensas del cuerpo la detienen. Las personas que continúan sangrando o que tienen síntomas de una pérdida significativa de sangre a menudo son hospitalizadas y, generalmente en una unidad de cuidados intensivos.
En caso de gran perdida de sangre puede ser necesaria una transfusión. Se pueden utilizar concentrados de hematíes en lugar de sangre entera, evitando sobrecargar la circulación sanguínea con exceso de líquidos. Una vez restaurado el volumen de sangre, el paciente es estrechamente vigilado por si aparecen signos de nuevas hemorragias, como un aumento de la frecuencia cardíaca, una disminución de la presión arterial, o una pérdida de sangre por la boca o el ano.
La hemorragia a partir de las venas varicosas de la porción inferior del esófago (venas esofágicas) se puede tratar de varias maneras. Se puede colocar un catéter con un globo hinchable por la boca hasta el esófago e inflarlo para ejercer presión sobre el área sangrante. Otro método consiste en inyectar en el vaso sangrante un irritante químico que causa inflamación y cicatrización de las venas.
La hemorragia gástrica puede a menudo ser detenida mediante maniobras realizadas con un endoscopio; tales maniobras consisten en la cauterización del vaso sangrante con corriente eléctrica o la inyección de un material que provoca la coagulación en el interior de los vasos sanguíneos. Si fallan estos procedimientos, puede ser necesaria una intervención quirúrgica.
La hemorragia procedente de la parte baja del intestino no suele requerir tratamiento de urgencia. Sin embargo, en caso necesario se realiza una endoscopia o una cirugía abdominal. A veces, en este último caso, el punto de la hemorragia no se puede localizar con precisión, y debe extirparse un segmento del intestino.

OBSTRUCCIÓN MECÁNICA DEL INTESTINO
La obstrucción mecánica del intestino es la presencia de un bloqueo que dificulta gravemente el tránsito de su contenido o que lo impide por completo.
Una obstrucción puede ocurrir en cualquier segmento del intestino. La parte por encima de la obstrucción continúa funcionando. A medida que se va llenando de alimentos, líquido, secreciones digestivas y gases, se va hinchando progresivamente (como una manguera hecha de goma blanda).
En recién nacidos y lactantes, la obstrucción intestinal suele ser causada por un defecto congénito, una masa dura de contenido intestinal (meconio) o una torsión del propio intestino (vólvulo).
En los adultos, la obstrucción del duodeno puede ser debida a un cáncer de páncreas, a la cicatrización de una úlcera o al desarrollo de cicatrices por una intervención quirúrgica previa o por una enfermedad de Crohn, así como por adherencias, en que una banda fibrosa de tejido conectivo bloquea el intestino. También puede producirse una obstrucción cuando parte del intestino se dilata a través de una abertura anormal (hernia), como puede ser un área de debilidad en los músculos del abdomen, donde queda bloqueado. En casos más raros, la obstrucción puede deberse a un cálculo biliar, una masa de alimentos sin digerir o a una colección de gusanos.
En el intestino grueso, el cáncer es la causa más frecuente de obstrucción. Un asa colónica torsionada o una masa de heces endurecida (impactación fecal) también pueden causar una obstrucción.
Si una obstrucción interrumpe el aporte de sangre al intestino, el trastorno se conoce como estrangulación. La estrangulación ocurre en cerca del 25 por ciento de los casos de obstrucción intestinal. Generalmente resulta del bloqueo de parte del intestino en una abertura anormal (hernia estrangulada), por la torsión de un asa del intestino (vólvulo) o por la introducción de un asa dentro de otra (intususcepción). En un plazo tan corto como el de 6 horas puede desarrollarse la gangrena. Ésta comporta la muerte de la pared intestinal, lo que generalmente ocasiona una perforación, la cual conduce a una inflamación del revestimiento de la cavidad abdominal (peritonitis) e infección. Sin tratamiento, la persona afectada muere.
Incluso sin llegar a la estrangulación, la porción intestinal por encima de la obstrucción se dilata y el revestimiento mucoso se hincha y se inflama. Si este trastorno no se trata, el intestino puede perforarse y su contenido se vierte a la cavidad abdominal, causando inflamación e infección de la misma.

Síntomas y diagnóstico
Los síntomas de una obstrucción intestinal consisten en retortijones dolorosos junto con una distensión del abdomen. El dolor puede hacerse muy intenso y constante. Los vómitos, que son habituales, comienzan posteriormente en el caso de una obstrucción del intestino grueso, más que en la del intestino delgado. La obstrucción completa provoca estreñimiento grave, mientras que la parcial puede causar diarrea. La fiebre es frecuente y particularmente probable si se perfora la pared intestinal. La perforación puede conducir rápidamente a una inflamación grave y a una infección, causando finalmente un shock. El médico examina el abdomen en busca de zonas dolorosas y deformaciones de la pared o masas. Los sonidos abdominales normales (ruidos intestinales), que se oyen a través de un fonendoscopio, pueden estar aumentados y ser muy agudos, o bien no escucharse. Si la perforación ha causado peritonitis, el paciente sentirá dolor a la presión del abdomen, que se incrementa cuando el médico aparta súbitamente la mano (signo de la descompresión positivo).
La radiología puede evidenciar asas intestinales dilatadas que indican la localización de la obstrucción. También puede mostrar aire alrededor del intestino y en la cavidad abdominal, lo cual constituye un signo de perforación.

Tratamiento
Cualquier persona con una obstrucción intestinal es hospitalizada. Generalmente se introduce una sonda larga y estrecha por la nariz hasta alcanzar el estómago o el intestino, que se conecta a un sistema de aspiración para eliminar el material acumulado por encima de la obstrucción. Se administran por vía intravenosa líquidos y electrólitos (sodio y potasio) con el fin de reponer el agua y las sales perdidas por los vómitos y la diarrea.
A veces una obstrucción se resuelve por sí misma sin mayor tratamiento, especialmente si se debe a la presencia de adherencias. Para tratar algunos trastornos como la torsión de un segmento de la parte baja del colon, se puede introducir un endoscopio a través del ano o una enema con papilla de bario, lo cual hace que dicha porción del intestino se infle y se resuelva la obstrucción por la presión que ejerce. Sin embargo, lo más habitual es realizar una intervención quirúrgica lo antes posible. Durante la misma, el segmento bloqueado del intestino puede ser extirpado y los dos extremos libres pueden unirse de nuevo.
ILEO
El íleo (íleo paralítico, íleo adinámico) es un trastorno en el que se detienen temporalmente los movimientos contráctiles normales de la pared intestinal.
Al igual que en una obstrucción mecánica, el íleo impide el tránsito del contenido intestinal. A diferencia de la obstrucción mecánica, sin embargo, el íleo raramente deriva en una perforación.

El íleo puede ser causado por una infección o por un coágulo sanguíneo en el interior del abdomen, por una reducción del aporte de sangre al intestino debido a la arteriosclerosis o por una lesión de una arteria o una vena intestinales. También puede ser causado por trastornos extraintestinales (fuera del intestino), como la insuficiencia renal o valores anormales de electrólitos en sangre (por ejemplo, una concentración baja de potasio o alta de calcio). Otras causas de íleo son ciertos fármacos y una glándula tiroides hipoactiva. El íleo es una circunstancia habitual durante 24 a 72 horas después de una cirugía abdominal.


Síntomas y diagnóstico
Los síntomas de un íleo consisten en distensión abdominal, vómitos, estreñimiento intenso y retortijones. Con el fonendoscopio pueden escucharse escasos ruidos intestinales o incluso ninguno. Una radiografía del abdomen muestra las asas intestinales dilatadas. En ocasiones, se realiza una colonoscopia (un examen del colon mediante un tubo de visualización) para evaluar la situación.
Tratamiento
El objetivo es aliviar la acumulación de gases y de líquido ocasionada por el íleo. Para ello, a veces se introduce una sonda en el intestino grueso a través del ano. Además, se introduce por la nariz una sonda hasta el estómago o el intestino delgado, que se conecta a un sistema de aspiración para aliviar la presión y la distensión. El paciente no debe comer o beber nada hasta que haya pasado la crisis. Se administran líquidos y electrólitos por vía intravenosa.
 
APENDICITIS
La apendicitis es la inflamación del apéndice. El apéndice es un segmento pequeño y con forma de dedo que sobresale del intestino grueso cerca del punto donde éste se une al intestino delgado (ciego). El apéndice puede tener alguna función de tipo inmunológico, pero no es un órgano esencial.
Exceptuando las hernias estranguladas, la apendicitis es la causa más frecuente de dolor abdominal intenso y súbito y de cirugía abdominal en muchos países. Este cuadro es más frecuente entre los 10 y los 30 años.
La causa de la apendicitis no está totalmente aclarada. En la mayoría de los casos, una obstrucción dentro del apéndice puede que desencadene un proceso en el que aquél se inflama e infecta. Si la inflamación continúa sin tratamiento, el apéndice se puede perforar. La perforación esparce el contenido intestinal cargado de bacterias por el abdomen, causando peritonitis, que puede conducir a una infección con riesgo de muerte. La perforación también puede causar la formación de un absceso. En la mujer, pueden infectarse los ovarios y las trompas de Falopio y la obstrucción consiguiente puede ocasionar infertilidad. Un apéndice perforado también puede hacer que las bacterias infecten el torrente sanguíneo (estado potencialmente mortal, conocido como septicemia).


Síntomas
Menos de la mitad de las personas con apendicitis aguda tiene todos los síntomas más característicos: náuseas, vómitos y dolor muy intenso en la parte inferior derecha del abdomen. El dolor puede comenzar repentinamente en la parte superior del abdomen o alrededor del ombligo; luego aparecen las náuseas y los vómitos. Tras unas pocas horas, de-saparecen las náuseas y el dolor se traslada a la zona inferior derecha del abdomen. Cuando el médico presiona esta área, aparece dolor, y cuando súbitamente retira la mano, puede hacerse más agudo (signo de la descompresión positivo). Es frecuente la fiebre de 37,5 a 38 ºC.
El dolor, particularmente en lactantes y niños, puede estar generalizado, en vez de localizado en la porción inferior derecha del abdomen. En personas mayores y en mujeres embarazadas, el dolor es generalmente menos intenso y el área menos sensible.
Si se perfora el apéndice, el dolor y la fiebre pueden aumentar. Si se agrava la infección puede producirse un shock.

Diagnóstico y tratamiento
Un análisis de sangre evidencia un incremento moderado en el recuento de glóbulos blancos, en respuesta a la infección. Generalmente, en las fases iniciales de la apendicitis aguda, las pruebas (como la radiología, la ecografía y la tomografía computadorizada [TC]) no son de utilidad.
El diagnóstico se basa en los hallazgos de la exploración física. Para evitar la perforación del apéndice, la formación de abscesos o la inflamación del revestimiento de la cavidad abdominal (peritonitis), el médico realiza una intervención quirúrgica de urgencia.
En casi el 15 por ciento de las intervenciones realizadas con el diagnóstico de apendicitis, se encuentra que se trataba de un apéndice normal. Sin embargo, si se retrasa la cirugía hasta asegurarse de la causa del dolor, la consecuencia puede ser mortal: un apéndice infectado puede perforarse en menos de 24 horas tras el inicio de los síntomas. Incluso, aunque el apéndice no sea la causa del proceso, generalmente el cirujano lo extirpa. Después, éste examina el abdomen e intenta determinar la verdadera causa del dolor.
Con una intervención quirúrgica precoz, las posibilidades de morir son muy reducidas. El paciente habitualmente puede abandonar el hospital en 2 o 3 días y la convalecencia suele ser rápida y completa.
En el caso de una perforación del apéndice, el pronóstico es más grave. Hace 50 años, esta lesión con frecuencia era mortal. Los antibióticos han disminuido el porcentaje de fallecimientos casi hasta cero, pero a veces pueden necesitarse varias intervenciones quirúrgicas y una larga convalecencia.


PERITONITIS
La peritonitis es la inflamación del revestimiento de la cavidad abdominal (peritoneo) causada generalmente por una infección.
El peritoneo es una membrana delgada y transparente que recubre todos los órganos intraabdominales y la cara interna de las paredes del abdomen. La peritonitis generalmente es causada por una infección extendida a partir de un órgano del abdomen. Son causas frecuentes las perforaciones del estómago, intestino, vesícula biliar o apéndice. El peritoneo es bastante resistente a la infección. A menos que la contaminación sea muy persistente, no se desarrolla peritonitis; el peritoneo tiende a curarse con el tratamiento.
La enfermedad inflamatoria pélvica en mujeres sexualmente activas es una causa frecuente de peritonitis. Una infección del útero y de las trompas de Falopio (que puede estar causada por varios tipos de bacterias, como las que causan la gonorrea y las infecciones por clamidias) se extiende por el interior de la cavidad abdominal. En la insuficiencia hepática o cardíaca, se pueden acumular líquidos en el abdomen (ascitis) y producirse una infección.
A raíz de una intervención quirúrgica se puede desarrollar una peritonitis por varias razones. Una lesión en la vesícula biliar, el uréter, la vejiga o el intestino durante una intervención puede diseminar bacterias por el abdomen. En las operaciones en las que se unen dos segmentos intestinales, puede producirse un escape de contenido intestinal a través de los puntos de sutura.
La diálisis peritoneal (un tratamiento para la insuficiencia renal) con frecuencia favorece el desarrollo de una peritonitis. La causa habitual es una infección que se abre paso a través de los drenajes colocados en el abdomen.
La peritonitis también puede ser debida a una irritación sin que exista infección. Por ejemplo, la inflamación del páncreas (pancreatitis aguda) puede producir peritonitis. De igual modo, el talco o el almidón de los guantes del cirujano pueden causar una peritonitis sin infección.


Síntomas
Los síntomas de una infección del peritoneo dependen en parte del tipo y la extensión de la infección. Generalmente, la persona vomita, tiene fiebre alta y un abdomen doloroso. Se pueden formar uno o más abscesos y la infección puede dejar cicatrices en forma de bandas de tejido (adherencias) que al final pueden producir una obstrucción intestinal.
A menos que la peritonitis reciba tratamiento inmediato, rápidamente se desarrollan complicaciones. Desaparece el peristaltismo (los movimientos intestinales) y los líquidos quedan retenidos en el intestino delgado y el grueso. Desde el flujo sanguíneo también pasa líquido hacia la cavidad peritoneal. Se desarrolla una grave deshidratación y se pierden electrólitos. A consecuencia de ello, pueden aparecer complicaciones graves, como insuficiencia respiratoria, renal o hepática y una coagulación intravascular diseminada.

Diagnóstico
Es fundamental establecer un diagnóstico rápido. Para ello, se obtienen radiografías con el paciente acostado y de pié; en ellas se puede observar la presencia de gas libre en el abdomen (fuera del intestino), lo cual indica una perforación. En ocasiones, se utiliza una aguja para extraer líquido de la cavidad abdominal con el fin de enviar una muestra al laboratorio para identificar los microorganismos infecciosos y analizar su sensibilidad a diversos antibióticos. Sin embargo, la cirugía exploradora es el método diagnóstico más fiable.

Tratamiento
Generalmente, la primera medida es la cirugía exploratoria de urgencia, particularmente cuando parece probable una apendicitis, una perforación de una úlcera péptica o una diverticulitis. Si se trata de un episodio de inflamación del páncreas (pancreatitis aguda) o de una enfermedad inflamatoria pélvica (en las mujeres), habitualmente no se realiza una intervención quirúrgica urgente.
Se administran antibióticos de modo inmediato, generalmente varios a la vez. También se puede colocar una sonda por la nariz hasta el estómago o el intestino para drenar líquidos y gases. También pueden administrarse líquidos y electrólitos por vía intravenosa para reponer los que se han perdido.

CONCLUSIONES
Ciertos trastornos gastrointestinales son potencialmente mortales y en muchos casos requieren tratamiento urgente. Muchas veces, el tratamiento consiste en una cirugía de urgencia y la estabilización hemodinámica prequirúrgica es el punto angular de la terapéutica de todas ellas; ya que múltiples patologías desarrollaran desde choque séptico, distributivo e incluso hasta la afección cardiaca por disfunción orgánica múltiple; por lo que más que la identificación; el personal de salud deberá establecer especial énfasis en el abordaje, tratamiento inicial y destino final.

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