DIPLOMADO DE AEROMEDICINA Y TRANSPORTE DE CUIDADOS CRÍTICOS V GENERACIÓN
Monitoreo Hemodinámico
POR: E. en MEEC Dr. Carlos Alberto Cortés Soto.
Marzo, 2019
" El medico es el que conoce la inutilidad de la mayor parte de las medicinas"
- Benjamin Franklin -
INTRODUCCIÓN
La monitorización
hemodinámica nos permite obtener información sobre el funcionalismo
cardiovascular del paciente crítico, por lo que constituye una pieza
fundamental en la aproximación diagnóstica y en la guía terapéutica del
paciente con hipoperfusión tisular. Desde la aparición del catéter de arteria
pulmonar hasta el desarrollo reciente de tecnologías mínimamente invasivas, la
monitorización hemodinámica se ha rodeado de interrogantes en cuanto a su
utilidad y su impacto final sobre el pronóstico de nuestros pacientes.
DEFINICIONES RELEVANTES
Precarga: es la carga o volumen que distiende el ventrículo
izquierdo o derecho antes de iniciarse el proceso de contracción o sístole. Por lo tanto es la cantidad de sangre que el ventrículo
izquierdo o derecho debe bombear con cada latido y representa el volumen de
sangre que estira las fibras musculares ventriculares. La precarga está
determinada por el retorno venoso que llena el ventrículo al final de la
diástole.
Poscarga: corresponde a la resistencia contra la que el ventrículo debe enfrentarse para expulsar la sangre hacia los
grandes vasos sanguíneos. Puede definirse también como la presión que la
contracción del ventrículo debe sobrepasar para que se abran las válvulas
aórtica o pulmonar y la sangre sea impulsado hacia la arteria aorta o la arteria pulmonar. La poscarga en el ventrículo
izquierdo equivale a la resistencia
vascular periférica o sistémica, mientras que en el
ventrículo derecho se corresponde con la resistencia vascular pulmonar. Cuando la poscarga aumenta, el corazón tiene más
dificultad para impulsar la sangre y en consecuencia disminuye el volumen
sistólico y permanece más cantidad de sangre en el
ventrículo cuando termina la fase de contracción o sístole.
Gasto Cardiaco: volumen de sangre expulsado por un ventrículo en un
minuto. El gasto cardiaco constituye la resultante final de todos los
mecanismos que normalmente se ponen en juego para determinar la función
ventricular (frecuencia
cardiaca, contractilidad, sinergia de contracción, precarga y poscarga). El gasto cardíaco normal del varón joven y sano es
en promedio 4.5 litros por minuto:
D = VS x FC (VS: volumen sistólico de eyección; FC:
frecuencia cardíaca)
En
condiciones normales, D = 60 ml/latido x 75 latidos/min ≈ 4.5 L/min. En las
mujeres es un 10 a un 20% menor de este valor.
FASES DEL CICLO CARDIACO
CURVA DE FRANK STARLING
La relación de Frank-Starling (descrita en 1918); define mediante curvas
la relación que hay entre el volumen telediastólico y el volumen latido. Esta
relación asume que en un estado respondedor a precarga, el aumento en el
volumen telediastólico del ventrículo izquierdo se asocia a un incremento
proporcional en el volumen latido.
En relación a lo antes mencionado podemos decir que aquellos pacientes
en los que el volumen telediastólico esté disminuido serán respondedores a la
precarga, mientras que aquéllos en los que esté normal serán no respondedores a
precarga.
El problema es que el volumen telediastólico no puede ser medido de
forma continua, aunque a partir de estimaciones de la presión de llenado del
ventrículo izquierdo se ha podido inferir la relación de Frank-Starling con el
fin de tomar medidas terapéuticas.
VARIABLES ESTÁTICAS Y DINÁMICAS
Las determinaciones
dinámicas se basan en la ventilación mecánica (VM), que cambia cíclicamente el
gradiente de presión del retorno venoso y, por tanto, el llenado del ventrículo
derecho podrá también disminuir cíclicamente. De igual modo, después de 2-4
latidos, el llenado del ventrículo izquierdo se altera proporcionalmente. La
variación del llenado de este, inducirá a su vez variaciones del VS (VVS) y de
la presión del pulso arterial (VPP) de forma periódica, siempre que el paciente
sea sensible al aumento de precarga. Se ha demostrado que los cambios dinámicos
producidos por la VM en las variables derivadas de la onda del pulso: VPP y
VVS, pueden predecir con un alto grado de seguridad, aquellos pacientes que van
a responder positivamente a una sobrecarga de volumen, así como el grado de
dicho incremento. Disponemos de tres dispositivos que, basados en algoritmos
propios, analizan el contorno de la onda del pulso arterial. Básicamente, miden
el GC y VVS y con un aditamento, también las resistencias vasculares sistémicas
y la SvO2.
Los dispositivos de monitorización hemodinámica se clasifican en:
NO INVASIVOS:
-ECG
-Pulsioximetría
-Esfingomanómetro.
INVASIVOS:
-Catéter arterial
-Análisis del contorno del pulso arterial
-Catéter venoso central.
-Catéter en arteria pulmonar
La elección de uno u otro dispositivo depende, en esencia, del riesgo
hemodinámico. Este riesgo, a su vez, resulta de la intervención de tres
factores: del estado del paciente, de la cirugía a practicar y del entorno y
experiencia. Actualmente, más que de dispositivos se habla de variables
hemodinámicas estáticas o dinámicas. Las primeras son las variables habituales
utilizadas en clínica como la presión arterial, la presión venosa central, la
presión capilar pulmonar, el GC y las resistencias vasculares sistémicas, entre
otras. Los motivos argumentados para emplearlas aunque se han establecido los
rangos de normalidad para algunas de ellas, por lo que el análisis del perfil
hemodinámico que ofrecen sirve para diagnosticar el proceso patológico
investigado, Pero, desafortunadamente, estas variables no son capaces de
predecir cuál será la respuesta al tratamiento de un paciente concreto
DISPOSITIVOS DE MONITOREO HEMODINÁMICO
La presión de llenado del ventrículo izquierdo puede calcularse de
manera estimada mediante el balón de flotación de la arteria pulmonar,
específicamente con la medición de la presión de oclusión de la arteria
pulmonar (Ppao) y la presión de llenado del ventrículo derecho se mide de
manera estimada con la presión venosa central. Las limitacionesde la Ppao en la
estimación del volumen telediastólico del ventrículo izquierdo radican en que
esta presión refleja la presión dentro de la aurícula izquierda y se
correlaciona pobremente con la elevación telediastólica presistólica en el
ventrículo izquierdo ocasionada por la sístole auricular. Del mismo modo esta
presión no toma en cuenta la presión pericárdica que se opone a la distensión
del ventrículo izquierdo.
La relación fisiológica entre la presión de distensión del ventrículo
izquierdo y el volumen telediastólico del ventrículo izquierdo se conoce como
complianza diastólica del ventrículo izquierdo cuya relación es curvilínea con
una disminución importante en la complianza diastólica al aumentarlos valores
del volumen telediastólico. Por lo tanto ni la Ppao ni la complianza del
ventrículo izquierdo pueden de una manera exacta predecir los cambios en el
volumen telediastólico del ventrículo izquierdo.
Si utilizamos un modelo experimental muy simple en donde la precarga
está representada por la Ppao, mientras que el volumen latido estaría
representado por la longitud de la miofibrilla o por el área telediastólica
ventricular calculada por ecocardiografía, podríamos inferir que la relación de
Frank-Starling es constante entre individuos y en cada individuo uno podría
predecir la respuesta a la expansión de volumen usando la Ppao o el área
telediastólica ventricular, pero en la realidad los cambios dinámicos en la
complianza ventricular, la contracción miocárdica y la presión pericárdica dan
como resultado una cantidad ilimitada de curvas de relación de Frank-Starling lo
que hace que las mediciones estáticas de presión de llenado y volumen latido
tengan una utilidad limitada en la valoración de los pacientes en estado crítico
con choque circulatorio. En la actualidad se ha desarrollado una nueva
tecnología capaz de proporcionar mediciones latido a latido del volumen latido
del ventrículo izquierdo mediante la medición invasiva de la presión del pulso
arterial a través del uso de algoritmos y del análisis del contorno del pulso
que muestran las variaciones en el volumen latido (en porcentaje) como el rango
de diferencia entre la presión sistólica máxima y mínima comparada con la
presión sistólica promedio en una ventana de tiempo de 30 segundos previos.
La explicación del uso de estas mediciones radica en asumir que la
ventilación mecánica la cual resulta en una disminución de la precarga también
generará una caída del volumen latido en los casos en los que el corazón es respondedor
a precarga, de acuerdo a la relación de Frank-Starling. Por lo tanto cambios
apreciables pueden documentarse en los casos de respondedores a precarga
biventriculares, mientras que no habrá variaciones en el volumen latido del
ventrículo izquierdo si alguno de los ventrículos es no respondedor a precarga,
por lo que se ha postulado que la magnitud en los cambios cíclicos del volumen
corriente se relacionan directamente con el grado de respuesta al volumen, esta
hipótesis ya ha sido confirmada al tomar cambios cíclicos de la presión del
pulso arterial o el área bajo la parte
sistólica de la curva de presión arterial periférica como subrogados de los
cambios cíclicos en el volumen latido del ventrículo izquierdo.
Actualmente se pueden medir parámetros dinámicos como la variación en la
presión sistólica (SPV), la variación de la presión del pulso (PPV) y la
variación en el volumen latido (SVV), los cuales de manera reciente han
demostrado ser buenos predictores de respuesta a volumen en los pacientes críticos
con ventilación mecánica.
Actualmente uno de
los instrumentos de monitoreo hemodinámico dinámico basado en las variaciones
en la presión del pulso es el instrumento comercial llamado vigileo desarrollado
en base a algoritmos desarrollados y publicados por Manecke et al.
El monitoreo actual parte de
la premisa que si el corazón derecho es respondedor a precarga entonces
resultarán grandes variaciones en el gasto cardiaco derecho y en consecuencia
del izquierdo con la administración de volumen. Pero a medida de que las
dimensiones diastólicas ventriculares aumentan, el corazón se vuelve menos
respondedor a la precarga, dicho de otra forma, al dilatarse progresivamente
los ventrículos, menor será la respuesta que tienen al volumen a pesar de la
hipovolemia. Otro error en relación a la presión de la aurícula derecha es el
asumir que la presión venosa central refleja el volumen telediastólico del
ventrículo derecho, un estudio definió a los pacientes respondedores a precarga
como aquéllos en los que como efecto de un esfuerzo respiratorio espontáneo
suficiente (disminución en Ppao mayor de2 mmHg) presentaran una disminución en
la presión de la aurícula derecha (Pra) mayor a 1 mmHg. Desafortunadamente
pocos pacientes en estado crítico pueden realizar este tipo de esfuerzo
respiratorio espontáneo.
RESUMEN
DE DISPOSITIVOS
CONCLUSIONES
La monitorización hemodinámica
tiene como objetivo final disminuirla mortalidad de los pacientes en estado crítico.
En el momento actual, disponemos de diferentes técnicas más o menos invasivas, que
permiten la monitorización de diferentes parámetros hemodinámicos. La elección de
uno u otro dispositivo va a estar determinada por los siguientes aspectos: la experiencia
del operador en el manejo de la técnica, la facilidad de uso e interpretación de
resultados, la precisión del sistema y el coste-efectividad de la misma. El ámbito
de utilización, la gravedad del paciente y los objetivos a perseguir tanto diagnósticos
como terapéuticos contribuirán a la elección de uno de los sistemas y métodos citados
en esta revisión. Para que el facultativo pueda utilizar de modo eficaz cualquiera
de estos dispositivos, es necesario que comprenda su funcionamiento, sus ventajas
e inconvenientes y los escenarios más propicios para cada uno de ellos y, por supuesto,
saber interpretar los datos obtenidos. Para terminar, podemos concluir que la monitorización
del paciente crítico debe ser global; una monitorización multiparamétrica, que combine
los parámetros hemodinámicos referidos en este capítulo y los datos metabólicos
del transporte y consumo de oxígeno celular, complementándose entre sí con el objetivo
de optimizar la perfusión tisular y aumentar la supervivencia de los enfermos críticos.
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