DIPLOMADO DE AEROMEDICINA Y TRANSPORTE DE CUIDADOS CRÍTICOS V GENERACIÓN
Emergencias Ambientales
POR: E. en MEEC Dr. Carlos Alberto Cortés Soto.
Abril, 2019
" La Medicina cura, la Naturaleza Sana"
- Proverbio Chino -
INTRODUCCIÓN
DEFINICIÓN
Una emergencia
ambiental es una catástrofe repentina o un accidente como resultado de
factores naturales, tecnológicos o provocados por el hombre, o una combinación
de los anteriores, que causa o amenaza con causar graves daños ambientales, así
como la pérdida de vidas humanas y propiedades. Este término se usa cada vez
más frecuentemente para indicar la relación entre los desastres
y el medio ambiente, entendiendo esta como la
relación entre los desastres, la vida y salud de los seres humanos
y el medio ambiente.
OTRAS DEFINICIONES
Ambiente
El entorno del sitio
en que opera una organización, incluyendo el aire, agua, suelo, recursos
naturales, flora, fauna, seres humanos y su interrelación. En este contexto, el
entorno se extiende desde el interior de una organización hasta el sistema
global.
Aspecto Ambiental
Elemento de las
actividades, productos o servicios de una organización que puede interactuar
con el ambiente, o lo que es lo mismo, generar un impacto ambiental.
Impacto ambiental
Cualquier cambio en
el ambiente, sea adverso o beneficioso, total o parcial, resultante de las
actividades, productos o servicios de una organización.
Residuos Peligrosos
residuo que presenta
una o varias características peligrosas como: corrosivas, tóxicas, venenosas,
reactivas, explosivas, inflamables, biológicas, infecciosas, irritantes, de
patogenicidad, carcinogénicas, representando un peligro para los seres vivos,
el equilibrio ecológico o el ambiente.
EMERGENCIAS POR CALOR
Las enfermedades
relacionadas con el calor van de trastornos por calor leves, como sudamina y
calambres por calor, a insolación. En la insolación, se altera la regulación
térmica y da por resultado hipertermia (temperatura de > 40° C) y daño de órganos
terminales.
Trastornos por Calor
Leves
El edema
por calor es una tumefacción leve que se resuelve en forma espontánea de
las partes bajas de las extremidades (manos y pies) que ocurren en los primeros
días después de la exposición a un nuevo ambiente caliente. Se debe a vasodilatación
cutánea y estancamiento del líquido intersticial en la porción baja de las
extremidades. El tratamiento consiste en elevación de las extremidades o
vendajes compresivos. La administración de diuréticos puede exacerbar la
hipovolemia y se debe evitar. El exantema por calor (también conocido
como sudamina, liquen tropical, miliaria rubra) es una erupción
vesiculopapulosa que se observa con más frecuencia en las regiones del cuerpo
cubiertas por ropa. Se debe a inflamación y obstrucción de los conductos
sudoríparos.
Los antihistamínicos,
los corticoesteroides tópicos de baja potencia o la loción de
calamina
pueden proporcionar alivio sintomático. Se recomienda a los pacientes utilizar prendas
de vestir ligeras y sueltas. El síncope por calor se debe a hipovolemia,
vasodilatación periférica y disminución del tono vasomotor. Ocurre más a menudo
en ancianos y en individuos que no se aclimatan bien.
Los
signos vitales posturales no siempre son demostrables cuando el paciente acude
al servicio de urgencias. Se deben investigar las causas potencialmente graves
del sincope (p. ej., anomalías cardiovasculares, neurológicas, infecciosas,
endocrinas y electrolíticas), sobre todo en ancianos. El tratamiento consiste
en reposo y rehidratación oral o IV.
Los calambres
por calor se caracterizan por espasmos musculares dolorosos, sobre todo en
pantorrillas, muslos y hombros durante eventos deportivos. Por lo general
ocurren cuando los individuos sustituyen las perdidas por evaporación con agua
dulce pero sin sal. La temperatura corporal central puede ser normal o estar
aumentada. El tratamiento consiste en reposo y la administración de solución
electrolítica oral o solución salina fisiológica por vía IV.
La tetania
por calor se debe a los efectos de la alcalosis respiratoria que se produce
cuando un individuo hiperventila en respuesta a un estrés intenso por calor.
Los pacientes pueden quejarse de parestesia de las extremidades, parestesia
circumoral y espasmo carpopedal. Los calambres musculares son mínimos o
inexistentes. El tratamiento consiste en retirar la fuente de calor y disminuir
la frecuencia respiratoria.
INSOLACION
La insolación
por esfuerzo suele ocurrir después de actividad física extenuante en un entorno
caliente, en tanto que la insolación sin esfuerzo afecta más a menudo a
pacientes con enfermedades crónicas o que están debilitados y a personas de los
extremos de edad, sobre todo durante una onda de calor prolongada. Las
manifestaciones fundamentales son hipertermia (temperatura central > 40 °C y
alteración del estado mental). Se puede observar anhidrosis o sudoración
abundante. Las anomalías neurológicas destacadas son confusión, agitación, conducta
aberrante, ataxia, convulsiones, obnubilación y estado de coma. Otros hallazgos
son hiperventilación, nausea, vómito, diarrea, calambres musculares y oliguria.
Diagnóstico
y diagnóstico diferencial
Se debe
considerar insolación en el contexto clínico de estrés por calor ambiental,
hipertermia y alteración del estado mental. El diagnóstico diferencial
comprende infecciones (p. ej., septicemia, meningitis, encefalitis, paludismo,
fiebre tifoidea, tétanos), trastornos endocrinos (p. ej., cetoacidosis
diabética, tormenta tiroidea), trastornos neurológicos (p. ej., accidente cerebrovascular,
estado epiléptico) y causas toxicológicas (p. ej., anticolinérgicos, simpaticomiméticos,
salicilatos, síndrome serotoninergico, hipertermia maligna, síndrome maligno
neuroléptico, abstinencia de alcohol o benzodiacepinas). Cerca de 20% de los pacientes
con insolación tiene hipotensión. Los estudios diagnósticos iniciales se
dirigen a detectar daño de órgano terminal y descartar otros procesos patológicos.
Se observa alcalosis respiratoria y acidosis láctica en la insolación por
esfuerzo; alcalosis respiratoria en la insolación sin esfuerzo. Las anomalías
de laboratorio iniciales relacionadas con la insolación por esfuerzo comprenden
hipoglucemia, hipofosfatemia e hipopotasemia, incremento de las enzimas hepáticas
a consecuencia de daño hepatocelular, hipercalcemia e incremento del hematocrito
debido a la hemoconcentración, así como aumento de la creatina fosfocinasa y la
mioglobina por rabdomiolisis. Con el tiempo se presentan anomalías de
laboratorio por la coagulación intravascular diseminada e insuficiencia renal. Se
obtiene un electrocardiograma y radiografías torácicas. Las pruebas de
neuroimagenes y otras valoraciones (p. ej., pruebas para un proceso infeccioso,
detecciones toxicológicas) pueden individualizarse conforme lo indiquen los
datos clínicos.
Tratamiento y destino del paciente
1. Las
prioridades urgentes son vía respiratoria, respiración, circulación, inicio rápido
del enfriamiento y cuidados de apoyo. Se efectúa la intubación en pacientes con
alteración importante del estado mental, disminución del reflejo nauseoso o
hipoxia. Se comienza la vigilancia continua de signos vitales, oximetría de
pulso y temperatura central (termómetro rectal, vesical o esofágico). Se
proporciona oxigeno de alto flujo y se inician los cristaloides IV para
mantener la presión arterial media por arriba de 80 a 90 mmHg. Hay que
evitar la sobrecarga de volumen. A veces se necesitan vasopresores.
2. El enfriamiento
por evaporación es el medio más eficaz y practico de enfriar a los individuos
hipertérmicos en el servicio de urgencias. Se colocan ventiladores cercanos al paciente
completamente desvestido y se le rocía agua tibia. El objetivo es disminuir la temperatura
central a < 39 °C al tiempo que se evita la hipotermia.
a. No
rociar con agua helada porque puede ocasionar escalofríos, lo cual desencadena termogénesis.
b. Los escalofríos
excesivos se pueden tratar con benzodiacepinas de acción breve.
c. En el
cuadro 119-1 se enumeran otros métodos de enfriamiento.
3. Se
tratan las convulsiones con benzodiacepinas, como lorazepam, 1 a
2 mg IV, o diazepam, 5 mg IV.
4. Se
trata la rabdomiolisis con hidratación IV. Hasta el momento ningún estudio
prospectivo de control ha demostrado que mejoren los resultados con la alcalinización
de la orina o la diuresis forzada con manitol o diuréticos de asa.
5. Se vigilan los
electrolitos séricos cada hora al principio. Se trata la hiperpotasemia con los
esquemas habituales.
6. La mayoría de los
pacientes con insolación necesita internamiento en la unidad de cuidados intensivos.
EMERGENCIAS POR FRÍO
La congelación húmeda
del pie (pie de trinchera) es una lesión directa de los tejidos blandos que se
debe a la exposición prolongada al frio y la humedad no congelantes. En un
principio el pie esta pálido, moteado, sin pulso y anestesiado y no hay una mejoría
rápida con el recalentamiento.
Varias horas después
del recalentamiento, el pie se vuelve hipertérmico y doloroso y se restablece
el flujo sanguíneo después de dos a tres días. Ampollas y edema son hallazgos tardíos.
El pernio son lesiones inflamatorias dolorosas que suelen afectar orejas, manos
y pies y que se deben a la exposición crónica a condiciones de humedad no
congelante intermitente. El edema circunscrito, el eritema y la cianosis
aparecen hasta 12 h después de la exposición y se acompañan de prurito y
parestesias urentes. Después del recalentamiento se pueden formar nódulos de
color azul dolorosos. El tratamiento del pie de trinchera y del pernio consiste
en elevación de la extremidad, calentamiento y aplicación de vendaje en la porción
del cuerpo afectada. Se administra Nifedipino, 20 mg por vía oral tres
veces al día, pentoxifilina, 400 mg por vía oral tres veces al día, o limaprost,
20 μg por vía oral tres veces al día, así como
corticoesteroides tópicos, como crema de fluocinolona al 0.025% o
se puede agregar una carga breve de esteroides orales.
CONGELAMIENTO
El enfriamiento de
los tejidos puede causar congelamiento. Los pacientes al principio se quejan de
una sensación de picazón, escozor y entumecimiento. Las lesiones por
congelamiento se clasifican por la profundidad de la lesión y la cantidad de daño
a los tejidos con base en el aspecto después del recalentamiento. El
congelamiento de primer grado (congelación mínima) se caracteriza por congelación
de la piel de espesor parcial, eritema, edema, ausencia de formación de vesículas
y ninguna pérdida de tejido. El congelamiento de segundo grado se caracteriza
por la congelación más profunda de la piel y origina la formación de ampollas
claras. El paciente se queja de entumecimiento, seguido de dolor y
pulsatilidad. La lesión por frio profunda, el congelamiento de tercer grado,
conlleva congelación de la piel y del plexo subdérmico que da por resultado
ampollas hemorrágicas y necrosis de la piel. El congelamiento de cuarto grado
se extiende más profundamente a musculo, tendones y hueso y se caracteriza por
piel moteada, cianosis que no palidece y la formación final de una escara seca, negra y momificada. Puesto que es difícil al
principio valorar la profundidad de la lesión, es mejor clasificar las
lesiones, en una etapa temprana, como superficiales o profundas. Las pruebas de
laboratorio o los estudios de imagen no son necesarios para el diagnóstico de
congelamiento.
Tratamiento
1. Se
proporciona recalentamiento rápido en agua circulante a una temperatura de 40 a
42 °C hasta que el tejido este flexible y eritematoso.
2. El
desbridamiento de las vesículas claras y la aspiración de las vesículas hemorrágicas
es motivo de controversia. Hay que consultar con un cirujano para determinar la
preferencia local.
3. Se
aplica sábila (aloe vera) tópica cada 6 h.
4. Se
administra analgesia, se atiende la herida y se colocan apósitos. Se
inmovilizan y se elevan las extremidades afectadas. Algunos pacientes necesitan
opiáceos parenterales al principio, seguidos de antiinflamatorios no
esteroideos orales.
5. Hay
que actualizar la inmunoprofilaxis contra el tétanos.
6. Los
pacientes con congelamiento local superficial pueden darse de alta y se
programa el seguimiento a corto plazo.
7. En
caso de lesiones más profundas es necesaria la hospitalización para continuar
con el tratamiento.
8. Es
motivo de controversia la utilización de ungüento de bacitracina profiláctico, antibióticos
profilácticos y sulfadiazina argentica
PROBLEMAS MÉDICOS DE GRANDES ALTITUDES
Los síndromes de
grandes alturas se deben sobre todo a hipoxia; la rapidez y la altura del ascenso
influyen en el riesgo de que aparezcan.
Mal Agudo de Montaña
El mal
agudo de montaña (AMS, acute mountain sickness) suele observarse en
personas no aclimatadas que realizan un ascenso rápido a alturas superiores a
2000 m por arriba del nivel del mar. Pueden aparecer síntomas parecidos a una
resaca en las primeras 6 h después de llegar a la altura, pero a veces se
demoran hasta un día. Los síntomas característicos consisten en cefalea
bifrontal, anorexia, nausea, debilidad y fatiga. El agravamiento de la cefalea,
el vómito, la oliguria, la disnea y la debilidad indican progresión del AMS.
Los hallazgos en la exploración física de los pacientes con AMS en etapa
inicial son escasos. A veces se presenta
hipotensión
postural y edema periférico y de la cara. Se observan estertores circunscritos en
20% de los casos. La funduscopia muestra venas tortuosas y dilatadas; las hemorragias
retinianas son frecuentes a alturas superiores a los 5000 m. La SaO2 en reposo suele
ser normal para la altura y no guarda relación con el diagnostico de AMS.
Diagnóstico y diagnóstico
diferencial
El diagnóstico
diferencial comprende hipotermia, intoxicación por monóxido de carbono, infecciones
pulmonares o del sistema nervioso central, migraña, deshidratación y
agotamiento. El diagnostico se basa en gran parte en el antecedente de ascenso rápido
y en los síntomas.
Tratamiento y destino del paciente
Los
objetivos del tratamiento son impedir que avance el trastorno, interrumpir la
enfermedad y mejorar la aclimatación.
1. Se
interrumpe el ascenso hasta que se resuelvan los síntomas. Para el AMS leve, el
tratamiento sintomático comprende un analgésico, como acetaminofeno o un
antiinflamatorio no esteroideo y un antiemético, como ondansetrón, 4 mg
cada 4 a 6 h por vía oral en un comprimido que se desintegra. El AMS leve por
lo general mejora o se resuelve en un lapso de 12 a 36 h si se interrumpe el
ascenso.
2. Una disminución
de la altitud de 300 a 1000 m brindara alivio rápido de los síntomas. El descenso
inmediato y el tratamiento están indicados en pacientes con AMS moderado o cuando
hay un cambio en el nivel de conciencia, ataxia o edema pulmonar.
3. El oxígeno
en flujo bajo también alivia los síntomas.
4. Hay
que considerar el tratamiento hiperbárico en el AMS moderado cuando no es
posible el descenso.
5. El
tratamiento farmacológico del AMS moderado comprende acetazolamida, 125
a 250 mg por vía oral dos veces al día (en los niños, 2.5 mg/kg dos veces al día)
hasta que se resuelven los síntomas y dexametasona, 4 mg por vía oral,
IM o IV cada 6 h con una reducción gradual durante varios días.
Las
indicaciones para la acetazolamida son: a) antecedente de enfermedad por las alturas,
b) ascenso súbito superior a 3000 m, c) AMS y d) respiración periódica sintomática
durante el sueño a grandes alturas.
b. La
acetazolamida produce una respuesta de aclimatación al inducir una diuresis de bicarbonato
y acidosis metabólica. La acetazolamida es eficaz tanto para profilaxis como
para tratamiento.
c. No se
debe administrar acetazolamida en pacientes alérgicos a las sulfas.
6. Los
individuos que responden bien al tratamiento pueden darse de alta. Se brinda asesoría
para evitar futuros episodios: ascenso gradual, se evita el esfuerzo excesivo,
alcohol y depresores respiratorios y se administra profilaxis con acetazolamida
(comenzar un día antes del ascenso y continuar durante un mínimo de dos días
después de llegar a grandes altitudes).
Edema
Pulmonar de Grandes altitudes
Los
factores de riesgo para el edema pulmonar por alturas elevadas (HAPE, high-altitude
pulmonary edema) comprenden ascenso rápido, esfuerzo intenso, frio, hipertensión
pulmonar y el empleo de un fármaco somnífero. Los niños con infecciones
respiratorias agudas pueden ser más susceptibles a HAPE. Este puede ser letal
si no se reconoce ni se trata en una etapa temprana.
El HAPE
por lo general comienza en la segunda a la cuarta noche a una nueva altitud y puede
avanzar con rapidez desde tos seca y alteración de la capacidad de ejercicio
hasta disnea en reposo, tos productiva,
debilidad grave y cianosis. Los hallazgos en la exploración física son
taquicardia, taquipnea, estertores locales o generalizados y signos de hipertensión
pulmonar, tales como P2 prominente y una giba ventricular derecha. La SaO2 en
reposo es baja para la altitud y disminuye de manera considerable con el
esfuerzo. Las anomalías en las radiografías torácicas progresan de infiltrados
intersticiales a infiltrados alveolares locales a generalizados. La desviación
del eje a la derecha y un trazado de sobrecarga ventricular derecha se observan
en el ECG con la progresión de la enfermedad.
Diagnóstico y
diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial comprende neumonía,
asma aguda, insumí ciencia cardiaca congestiva, isquemia del miocardio y
embolia pulmonar. La disminución del rendimiento en el ejercicio y la tos seca
son suficientes para sospechar un HAPE en etapa temprana. Una clave para el diagnóstico
es la respuesta al tratamiento.
Tratamiento en el servicio de urgencias y destino
del paciente
El reconocimiento temprano de HAPE es esencial
para evitar su avance. Las medidas generales consisten en reposo y en mantener
tibios a los pacientes.
1. Se comienza oxígeno complementario y se ajusta a una SaO2 de ≥ 90 por ciento.
2. El descenso inmediato es el tratamiento de elección. Se puede utilizar
el tratamiento hiperbárico si el descenso no constituye una opción. Los
pacientes con casos muy leves de HAPE se pueden tratar con reposo en cama y
oxigeno solo.
3. El tratamiento farmacológico suele ser
innecesario si se efectuó el descenso y se dispone de oxígeno. En tales casos
(en condiciones de campo), las opciones consisten en Nifedipino,
20 a 30 mg de liberación
prolongada por vía oral cada 12 h, sildenafilo, 50 mg por vía oral tres veces al día, o tadalafilo,
10 mg por vía oral dos
veces al día. El sildenafilo y el tadalafilo reducen la vasoconstricción
pulmonar hipoxia. También se puede utilizar Nifedipino, sildenafilo o
tadalafilo lo como profilaxis de HAPE en personas con episodios previos. Se
puede administrar albuterol inhalado dos a cuatro pulverizaciones cada 4 a 6 h
para la profilaxis y el tratamiento, pero no están bien estudiados.
4. Se puede dar de alta a los pacientes si se
observa mejoría clínica y la SaO2 en aire ambiente se mantiene en > 90 por
ciento.
Edema Cerebral por Grandes altitudes
El edema cerebral por grandes alturas (HACE, high-altitude
cerebral edema) se define como un agravamiento neurológico progresivo de
AMS o HAPE. Los pacientes presentan alteración del estado mental, ataxia,
estupor y progresión al estado de coma si no se tratan. Se pueden presentar
signos neurológicos focales, como parálisis del III y el VI pares craneales.
Diagnóstico y diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial comprende apoplejía o
isquemia cerebral transitoria, tumores, meningitis, encefalitis o trastornos metabólicos.
El aumento de las señales en T2 en la porción posterior del cuerpo calloso se
observa en las imágenes por resonancia magnética. Son convenientes las pruebas
de laboratorio para descartar otros diagnósticos, pero no deben demorar el
tratamiento.
Tratamiento en el servicio de urgencias y destino del
paciente
1. Iniciar el oxígeno complementario y ajustar a
una SaO2 de ≥ 90%. Los pacientes comatosos necesitan intubación y ventilación.
2. Es necesario el descenso inmediato. Se inicia
el tratamiento hiperbárico cuando no es posible el descenso.
3. Administrar dexametasona, 8 mg por vía oral,
IM o IV, seguidos de 4 mg por vía oral, IM o IV cada 6 h.
4. En los pacientes con intubación, hay que
vigilar los gases en sangre arterial, teniendo cuidado de no reducir la PaCO2
por debajo de 30 mmHg. Se vigilan las presiones intracraneales y las
velocidades de flujo cerebral mediante ecografia Doppler transcraneal, de ser
posible.
5. Los pacientes que persisten atáxicos o
confundidos después del descenso necesitan hospitalización.
DISBARISMO Y COMPLICACIONES DEL BUCEO
El disbarismo suele
presentarse en buceadores y designa las complicaciones inherentes a los cambios
de presión del medio ambiente y a la respiración de gases comprimidos. Estos
efectos están determinados por las leyes de los gases. La ley de Boyle señala
que la presión y el volumen guardan una relación inversa; la ley de Henry
afirma que, en equilibrio, la cantidad de un gas en solución es proporcional a
la presión parcial de tal gas; la ley de Henry señala que una presión total
ejercida por una mezcla de gases representa la suma de las presiones parciales
de cada gas.
El barotrauma es el
trastorno más frecuente relacionado con el buceo y es causado por los efectos mecánicos
directos de la presión, a medida que las cavidades corporales llenas de gas se
contraen o se expanden con la presión. La forma más frecuente de barotrauma
ocurre durante el descenso y es la sensación opresiva del oído medio o
barotitis media. Se debe a la imposibilidad de ecualizar la presión, lo que
ocasiona hemorragia o rotura de la membrana timpánica y puede originar
hipoacusia de conducción. Una maniobra de Valsalva forzada durante la ecualización
puede causar barotrauma del oído interno con desgarro de la ventana redonda o
la ventana oval. Los síntomas consisten en acufenos, hipoacusia neurosensitiva
y vértigo. Si hay obstrucción de los orificios sinusales en el descenso, una
barotitis inminente puede causar hemorragia de senos maxilares o frontales y
dar por resultado dolor y epistaxis.
El barotrauma durante
el ascenso se debe a la expansión de gas en las cavidades corporales. En el oído
medio, la presión diferencial por la expansión asimétrica puede causar vértigo alternobarico.
Aunque es infrecuente, “la sensación de compresión inversa” puede afectar el oído
o los senos paranasales durante el ascenso con rotura. La hiperinflacion
pulmonar o el estallamiento de pulmón puede ocurrir durante los ascensos
rápidos por pánico si los buceadores no exhalan o si existe atrapamiento de
aire intrínseco pulmonar (p. ej., EPOC) que de
Por resultado
neumomediastino, enfisema subcutáneo o neumotórax. La consecuencia más grave es
la embolia cerebral de gases arteriales (CAGE, cerebral arterial gas
embolism). Los síntomas neurológicos ocurren con el ascenso o
inmediatamente después de ascender a la superficie y consisten en perdida del
conocimiento, convulsiones, ceguera, desorientación, hemiplejia u otros signos
de apoplejía. Los buceadores que utilizan aire comprimido, los trabajadores de túneles
y los pilotos de grandes altitudes pueden presentar enfermedad descompresiva
(DCS, descompresión sickness). En los buceadores esto suele deberse a
que se exceden los límites de la tabla de buceo para profundidad y duración. Puede
ocurrir enfermedad descompresiva a los pocos minutos a horas después de salir a
la superficie, raras veces días después. La formación excesiva de burbujas en
el tejido y la circulación de gas saturado pueden causar efectos obstructivos
agudos o inflamatorios tardíos. La DCS tipo I comprende piel moteada y dolor
profundo de las articulaciones, por lo general del hombro o la rodilla, y no
cambia con el movimiento. La DCS tipo II “grave” afecta al sistema nervioso
central, por lo general la columna vertebral. Los pacientes al principio se
quejan de constricción troncal con parálisis ascendente. La exposición
prolongada
a las profundidades
puede originar “asfixias” cardiopulmonares o “tambaleos” vestibulares.
Puesto que la DCS y
la CAGE son difíciles de distinguir, o se presentan al mismo tiempo, en la actualidad
se suele utilizar el término “enfermedad por descompresión”.
Diagnóstico y diagnóstico
diferencial
Las características
del buceo (profundidad, duración y repeticiones) y el momento en que aparecen
los síntomas son los factores más útiles de los antecedentes para distinguir el
disbarismo de otros trastornos. Durante el descenso, las molestias más
frecuentes son las sensaciones de compresión. Una prueba de fistula,
consistente en la insuflación de la membrana timpánica en el lado afectado que
hace que los ojos se desvíen hacia el lado opuesto, ayuda a diagnosticar el
barotrauma del oído interno. Durante el ascenso, es muy probable que ocurra
barotrauma o vértigo alternobarico. Una radiografía de tórax puede revelar
neumomediastino, neumotórax o aire subcutáneo después de la hiperinflacion
pulmonar. Si se acompaña de síntomas neurológicos en etapa temprana, se debe
considerar CAGE. El diagnóstico diferencial de DCS es amplio. Las
manifestaciones musculo esqueléticas podrían consistir en distensión articular
o hernia sintomática de disco cervical. El dolor torácico puede representar
isquemia cardiaca por el esfuerzo excesivo. El edema pulmonar por inmersión
originado por causas no cardiogenas puede ocurrir durante el buceo extenuante, sobre
todo en agua fría. Las convulsiones en las profundidades pueden deberse a la respiración
de mezclas
enriquecidas de oxigeno que sobrepasan 1.4 atmosferas absolutas. Si se sospecha
DCS, una prueba de presión con oxígeno hiperbárico por lo general origina
cierta mejoría.
Tratamiento y destino
del paciente
1. Enfermedad descompresiva (DCS/CAGE):
a. Administrar oxígeno al 100% y líquidos IV
b. Si se sospecha
CAGE, se coloca al paciente en posición de decúbito supino; se coloca en posición
de decúbito lateral izquierdo si ocurre vomito.
c. Se programa con
rapidez el tratamiento de recompresión (oxígeno hiperbárico).
La Divers Alert
Network (en Estados Unidos, 1-919-684-8111) puede ayudar a proporcionar los
lugares donde se dispone de cámaras.
d. La lidocaína, 1 mg/kg en bolo seguido de
una infusión continua a una velocidad de 1 mg/min puede proporcionar
neuroproteccion.
2. Hay que tratar la
barotitis del oído medio con descongestivos
y analgésicos. Se
consideran los antibióticos. Se recomienda a los pacientes no bucear hasta que
ocurra la curación completa. Para el barotrauma del oído interno se necesita
reposo en cama con la cabeza vertical hasta la valoración otorrinolaringológica
para una posible exploración quirúrgica.
3. En la
hiperinflacion pulmonar con el ascenso se puede necesitar descompresión con aguja o toracostomía con sonda si sobreviene
un neumotórax.
CASI AHOGAMIENTO
El pronóstico después
de lesiones por inmersión depende del grado de lesión pulmonar y del sistema
nervioso central y, por tanto, depende en gran medida del rescate y la reanimación
en una etapa temprana. La prevención es el medio más importante para disminuir
la morbilidad y la mortalidad.
Hasta 20% de los
pacientes que sufre lesiones por inmersión no aspira agua. Los individuos que
aspiran agua hacia el interior de los pulmones eliminan el factor tensioactivo
y esto da por resultado una disminución del transporte de gases a nivel
alveolar, atelectasia, discordancia entre ventilación e irrigación e hipoxia. El
edema pulmonar no cardiogeno se debe a aspiración moderada a grave. Son
variables los hallazgos en la exploración física al inicio. Los pulmones pueden
estar despejados o presentar estertores, ronquidos o sibilancias. El estado
mental va de normal a estado de coma. Los pacientes tienen riesgo de hipotermia
aun en inmersiones en “agua tibia”.
Diagnóstico y
diagnóstico diferencial
Hay que valorar las
lesiones concomitantes (medula espinal) y los trastornos desencadenantes subyacentes
como sincope, convulsiones, hipoglucemia e infarto agudo del miocardio y
arritmias. Puede haber acidosis respiratoria en una etapa temprana seguida más
tarde de acidosis metabólica. Las alteraciones electrolíticas tempranas son
infrecuentes. Por lo general se obtiene una radiografía torácica, pero a menudo
es normal en quienes no presentan otros síntomas.
Tratamiento y destino
del paciente
1. En la figura 124-1
se resume el tratamiento de los episodios de inmersión.
2. Se mide la
temperatura central. Se trata la hipotermia si la hay.
3. Los datos no
respaldan la profilaxis sistemática con antibióticos para la broncoaspiración pulmonar.
4. No se ha
demostrado la utilidad de medidas para “la reanimación cerebral”, tales como el
empleo de manitol, diuréticos de asa, solución salina hipertónica, restricción
de líquido, hiperventilación mecánica, hipotermia controlada, coma barbitúrico
y vigilancia de la presión intracraneal.
5. Las victimas hipotérmicas
de inmersión en agua fría que presentan paro cardiaco deben someterse a
maniobras de reanimación prolongadas e intensivas hasta que estén normotermicas
o se consideren no viables.
6. Los pacientes que
llegan al servicio de urgencias en asistolia o paro cardiaco después de la inmersión
en agua tibia y están normotermicas tienen un pronóstico desfavorable respecto del
restablecimiento sin discapacidades neurológicas importantes.
CONCLUSIONES
Dentro de las
emergencias ambientales lo primero a considerar deberán ser siempre los
factores de riesgo asociados a nuestro paciente que pudieran dificultar su
tratamiento y su pronóstico; no obstante, deberemos tomar en consideración factores
ambientales que podrán incluso dificultar el actuar y/o traslado final del
mismo. Por lo que las emergencias ambientales continúan siendo un urgencia poco
considerada pero con amplia presentación en el ambiente aero-medico.
BIBLIOGRAFIA
Cline D, Ma Jm
Cydulka R, Meckler G, Handel D, et al. Tintinalli. Manual de medicina de
Urgencias, 7ª. 2014. Mc Graw Hill. Pp 570-650.
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