miércoles, 10 de abril de 2019

EMERGENCIAS INFECTOCONTAGIOSAS

DIPLOMADO DE AEROMEDICINA Y TRANSPORTE DE CUIDADOS CRÍTICOS V GENERACIÓN

Emergencias Infecciosas


POR: E. en MEEC Dr. Carlos Alberto Cortés Soto.
Abril, 2019

  " Gracias a la medicina, la vida puede prolongarse aunque la muerte también alcance a los médicos"

 - William Shakespeare -




INTRODUCCIÓN
Bacterias, parásitos, virus, priones y hongos constituyen un vastísimo e imprevisible mundo microbiano. Los grupos humanos y su entorno también son diversos, y en las últimas décadas han variado drásticamente, posibilitando nuevas y diferentes interrelaciones. La amplitud y complejidad del tema y su persistencia en el tiempo obliga a optar por mencionar únicamente algunos de los ejemplos más notorios y detenerse en los recientes.
 
ENFERMEDADES EMERGENTES
Algunas de las enfermedades infecciosas emergentes fueron calificadas como tales hace décadas, pero el cambiante comportamiento epidemiológico de sus agentes etiológicos les confiere una relevancia que las distingue y justifica que se mantenga esa denominación.
El virus ébola, identificado en 1977, recién a fines de la primera década del siglo XXI, tuvo una creciente actividad en algunos países de África Central y Occidental con una letalidad muy superior a 50%, lo que representa una terrible amenaza para la salud mundial.
El virus de la inmunodeficiencia humana adquirida (VIH), reconocido posteriormente (1983), en un corto plazo adquirió carácter epidémico alcanzando a la población de la mayoría de los países.
La muy temida y esperada pandemia gripal por el virus de influenza aviar adaptada al hombre (H5N1), no llegó, pero en el 2009 surgió una pandemia por una variante del virus influenza A humano, subtipo H1N1. Durante esa pandemia, los planes de contingencia realizados para enfrentar la influenza aviar resultaron de gran ayuda para enfrentar la nueva situación.
Hace varias décadas, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) había implementado en el continente un programa de erradicación del mosquito transmisor de la fiebre amarilla. Esa campaña, que también consiguió la desaparición del dengue en las Américas, se descontinuó en 1970. Sin embargo, el transporte intercontinental de mercaderías y los viajeros favorecieron la paulatina reintroducción del vector y del virus del dengue, lo que en la actualidad representa un gravísimo problema sanitario, ya que se estima que existen 2,5 billones de personas expuestas al riesgo de la infección.

El virus hanta, responsable de un síndrome pulmonar, se describió por primera vez en Estados Unidos en el año 1993 y luego predominó también en el área andina de los lagos del sur de Argentina y Chile (1995). Los casos en humanos mantienen una baja endemia en varios países de la región, dependiendo de la densidad de población de las especies de ratones que los albergan.
Agentes ancestrales como Escherichia coli también protagonizan enfermedades emergentes. La biología molecular reveló la presencia de genes que codifican toxinas, entre ellas, la enterohemorrágica, de especial agresividad. Son grupos de bacterias, dentro de la especie, que presentan perfiles electroforéticos característicos, correspondientes a clones predominantes, que además de la mayor virulencia se pueden diferenciar por otras cualidades tales como resistencia a antibióticos, mayor capacidad de diseminación o de supervivencia. Streptococcus pyogenes, grupo A, es otro ejemplo con similares condicionantes biológicas.
También la resistencia a la meticilina de Staphylococcus aureus ocurre en un grupo de cepas, dentro de la especie, portadoras de un gen (mec-A) que codifica una PBP supernumeraria que impide la acción del antibiótico. Estas cepas causaron estragos en población hospitalaria, y en la comunidad produjeron, en individuos previamente sanos, infecciones de diferente entidad, desde banales a muy graves, y algunas fatales. Más recientemente, la diseminación de Clostridium difficile en población hospitalaria creó serios problemas por sus toxinas y dificultad de terapia antibiótica.
Los ejemplos precedentes documentan problemas relacionados con etiologías únicas, en tanto que la resistencia a los antibióticos es un fenómeno más global y de trascendencia clínica mundial. Enfermedades infecciosas cuyos agentes etiológicos eran normalmente controlados por antibióticos, al adquirir resistencia se comportaron como una patología distinta que los convierte en problemas emergentes.
Muy temprano, bacterias patógenas frecuentes mostraron resistencia a la penicilina. En las décadas de 1940 y 1950 aparecieron S aureus resistentes a betalactámicos, y en 1967 se aisló la primera cepa de S pneumoniae resistente a la penicilina. La resistencia a los antimicrobianos fue incrementándose abarcando distintos agentes infecciosos e involucrando a la mayoría de los antibióticos. Ya en 1995, la Organización Mundial de la Salud (OMS) había organizado una red internacional (WHONET) para conocer las tendencias de la resistencia de los principales agentes bacterianos, y exhortar a los países a un uso prudente de los antibióticos. A la fecha no se ha logrado racionalizar el uso y evitar el abuso de los antibióticos, lo que mantiene la presión selectiva que contribuye al aumento progresivo de la resistencia en distintas especies de bacterias.

En Estados Unidos el incremento anual de los costos directos de la asistencia de pacientes con infecciones por bacterias resistentes se ha estimado en 35 billones de dólares. A pesar de recurrir a onerosas antibioterapias, el costo en vidas humanas continúa en ascenso, lo que justifica la decisión gubernamental de asignar recursos extraordinarios para prevenir infecciones y así evitar las dificultades terapéuticas creadas por la resistencia. Las metas prioritarias son el control de infecciones por enterobacterias, productoras de carbapenemasas, Staphylococcus aureus meticilino resistentes, salmonellas, pseudomonas y S pneumoniae multirresistentes.
Un informe reciente de OMS, basado en datos de 114 países, considera que la resistencia a los antimicrobianos, y a los antibióticos en particular, constituye “una grave amenaza para la salud pública en todo el mundo”.
En respuesta a ese informe, a fines del 2014, la OPS realizó en Buenos Aires una reunión con representantes de todos los países de la región, en la que se pactaron acciones conjuntas de médicos y veterinarios con el fin de regular y supervisar el empleo de los antibióticos

NUEVAS ENFERMEDADES
Ante lo vasto de las publicaciones dedicadas al tema, optamos por considerar únicamente la información registrada en los siete números del Emerging Infectious Diseases del año 2015.
En ese período se publicaron más de 125 trabajos que describen brotes de enfermedades emergentes de diferente trascendencia. El mayor porcentaje correspondió a los virus que infectan al hombre o a animales.

Aunque continuaron publicaciones sobre el virus ébola y su impacto, fue llamativa la reaparición en las Américas del virus chikungunya (familia Togavirus), luego de casi 200 años de ausencia. Reapareció en el año 2013 en el Caribe, y en menos de dos años se le identificó en la mayoría de los países de las Américas. Transmitido por mosquitos (Aedes aegypti y A.albopictus) su endemia se mantiene en un ciclo urbano. A semejanza del dengue (familia Flaviviridae), produce un exantema febril, al que se agrega un muy importante componente artrítico.
Las publicaciones de diferentes etiologías en animales son apenas una muestra del inmensurable reservorio zoonótico que rodea al ser humano. En general se conserva la especificidad de especie de los agentes infecciosos, pero condiciones externas o genéticas pueden facilitar “el salto de especie” con adaptación al hombre y transmisión interhumana, tal como se teme que suceda con la influenza aviar.
En el último año se han registrado reiterados brotes de influenza A en aves y otros animales por los subtipos H1N1, H3N2, H5N1, H5N8, H7N9, H10N8. Por este motivo, la OMS mantiene una permanente alerta sanitaria y expertos en el tema están ensayando vacunas para el control de diferentes subtipos.
Es de destacar el reciente aislamiento en cerdos y vacunos de un nuevo virus influenza, denominado influenza D. Tanto los virus recuperados en Estados Unidos como en Francia estarían emparentados con influenza C, pues también tienen un genoma con siete fragmentos, a diferencia de los ocho de los virus influenza A y B.
En el 2014, en 42 estados de Estados Unidos y en muchos países se registraron brotes de infecciones respiratorias severas, que predominaban en niños asmáticos, y eran causadas por el enterovirus D68.
Años atrás (2003), el síndrome respiratorio agudo severo (SARS), inicialmente de etiología desconocida, causó una epidemia en China que luego fue transmitida por un viajero a Vietnam, y de ahí se extendió a diversos países de Europa, Norte América y Australia. En muestras de pacientes se aisló un coronavirus de origen animal. En el 2012 se comunicó la instalación de otro síndrome respiratorio causado por un nuevo coronavirus del Este Medio (MERS-CoV). Este patógeno emergente se asocia a neumonías con importante insuficiencia respiratoria. Se trata de una probable zoonosis originada en Arabia Saudita, y luego difundida a otras regiones por transmisión interhumana. Se presume que el camello es un intermediario de la infección cuyo reservorio aún no se ha identificado.
Continúa creciendo el número de infecciones respiratorias virales, vinculado, en parte, a mejores recursos de diagnóstico etiológico que están abriendo panoramas epidemiológicos inéditos. También la ocurrencia de coinfecciones virales o asociaciones de virus con bacterias, frecuentemente inadvertidas, explicarían evoluciones clínicas más severas. En el corto plazo una nueva visión epidemiológica superará el clásico perfil de los virus respiratorios (influenza A y B, RSV, parainfluenza, adenovirus y metapneumovirus) y de los virus entéricos (rotavirus y norovirus).
Ante lo vasto de las publicaciones dedicadas al tema, optamos por considerar únicamente la información registrada en los siete números del Emerging Infectious Diseases del año 2015.
En ese período se publicaron más de 125 trabajos que describen brotes de enfermedades emergentes de diferente trascendencia. El mayor porcentaje correspondió a los virus que infectan al hombre o a animales.
Aunque continuaron publicaciones sobre el virus ébola y su impacto, fue llamativa la reaparición en las Américas del virus chikungunya (familia Togavirus), luego de casi 200 años de ausencia. Reapareció en el año 2013 en el Caribe, y en menos de dos años se le identificó en la mayoría de los países de las Américas. Transmitido por mosquitos (Aedes aegypti y A.albopictus) su endemia se mantiene en un ciclo urbano. A semejanza del dengue (familia Flaviviridae), produce un exantema febril, al que se agrega un muy importante componente artrítico.
Las publicaciones de diferentes etiologías en animales son apenas una muestra del inmensurable reservorio zoonótico que rodea al ser humano. En general se conserva la especificidad de especie de los agentes infecciosos, pero condiciones externas o genéticas pueden facilitar “el salto de especie” con adaptación al hombre y transmisión interhumana, tal como se teme que suceda con la influenza aviar.
En el último año se han registrado reiterados brotes de influenza A en aves y otros animales por los subtipos H1N1, H3N2, H5N1, H5N8, H7N9, H10N8. Por este motivo, la OMS mantiene una permanente alerta sanitaria y expertos en el tema están ensayando vacunas para el control de diferentes subtipos.
Es de destacar el reciente aislamiento en cerdos y vacunos de un nuevo virus influenza, denominado influenza D. Tanto los virus recuperados en Estados Unidos como en Francia estarían emparentados con influenza C, pues también tienen un genoma con siete fragmentos, a diferencia de los ocho de los virus influenza A y B.
En el 2014, en 42 estados de Estados Unidos y en muchos países se registraron brotes de infecciones respiratorias severas, que predominaban en niños asmáticos, y eran causadas por el enterovirus D68.
 Años atrás (2003), el síndrome respiratorio agudo severo (SARS), inicialmente de etiología desconocida, causó una epidemia en China que luego fue transmitida por un viajero a Vietnam, y de ahí se extendió a diversos países de Europa, Norte América y Australia. En muestras de pacientes se aisló un coronavirus de origen animal. En el 2012 se comunicó la instalación de otro síndrome respiratorio causado por un nuevo coronavirus del Este Medio (MERS-CoV). Este patógeno emergente se asocia a neumonías con importante insuficiencia respiratoria. Se trata de una probable zoonosis originada en Arabia Saudita, y luego difundida a otras regiones por transmisión interhumana. Se presume que el camello es un intermediario de la infección cuyo reservorio aún no se ha identificado.
Continúa creciendo el número de infecciones respiratorias virales, vinculado, en parte, a mejores recursos de diagnóstico etiológico que están abriendo panoramas epidemiológicos inéditos. También la ocurrencia de coinfecciones virales o asociaciones de virus con bacterias, frecuentemente inadvertidas, explicarían evoluciones clínicas más severas. En el corto plazo una nueva visión epidemiológica superará el clásico perfil de los virus respiratorios (influenza A y B, RSV, parainfluenza, adenovirus y metapneumovirus) y de los virus entéricos (rotavirus y norovirus).

CONCLUSIONES
La dificultad y el verdadero reto del presente tema es otorgar información de cada enfermedad infectocontagiosa que existe hoy en día, ya que cada una de ella en su etapa aguda e incluso algunas en su estadio crónico pueden llegar a cosiderarse emergencias por la afeccion sistémica del huésped; por lo que el conocer el panorama epidemiológico general siempre brindará los puntos relevantes a considerar durante la evaluación de una urgencia infectocontagiosa.

BIBLIOGRAFÍA
1)    Morse SS. Factors in the emergence of infectious diseases. Emerg Infect Dis 1995; 1(1):7-15.
2)    Jones KE, Patel NG, Levy MA, Storeygard A, Balk D, Gittleman JL, et al. Global trends in emerging infectious diseases. Nature 2007; 451(7181):990-3.
3)    Musser JM. Molecular population genetic analysis of emerged bacterial pathogens: selected insights. Emerg Infect Dis 1996; 2(1):1-17.
4)    Ewald PW. Guarding against the most dangerous emerging pathogens: insights from evolutionary biology. Emerg Infect Dis 1996; 2(4):245-56.
5)    Rocarniello VR. Emerging infectious diseases. J Clin Invest 2004; 113(6):796-8.
6)    Weissenbacher M, Salvatella R, Hortal M. El desafío de las enfermedades emergentes y reemergentes. Rev Med Urug 1998; 14(1):34-48.
7)    Hortal M, Medina Presentado JC. Virus Ebola: una emergencia mundial. An Facultad Med (Univ Repúb Urug) 2014; 1(2):84-90.
 

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